Auge y poder del chiismo en Irak
Autor: Esther Rebollo
Veinte años después de la invasión y derrotado el Dáesh, Irak se recupera al amparo del chiísmo. El gran ayatolá Ali al Sistani patrocina un ‘Estado’ paralelo que abastece de servicios y ayudas a la población.
«Dame la mano, ¡avanza!». Una marea de mujeres con abaya y hijab, tapadas de pies a cabeza con negro riguroso, muchas de ellas cargadas con sus pequeños hijos, abarrota el acceso al sepulcro del mártir Husein. El ambiente está muy cargado, el santuario evoca Las mil y una noches. El fervor y los llantos lo inundan todo entre empujones inocentes: las mujeres solo quieren llegar, tienen que llegar, para abrazar las rejas de plata que guardan los restos del nieto de Mahoma. Estamos en la ciudad sagrada de Kerbala.
La mujer chií en el nuevo Irak
Autor: Esther Rebollo / Candela Barro
En las ciudades sagradas y en las zonas rurales de Irak se ha producido un proceso acelerado de islamización a raíz de que los chiíes llegaran al Gobierno tras la Constitución de 2005, redactada en plena ocupación del país por EEUU y sus aliados. En Kerbala, Nayaf o Kufa, donde están enterrados Ali y sus hijos mártires, Abas y Husein, no es posible salir a la calle o estar en lugares públicos sin la ‘abaya’, el largo vestido negro que cubre el cuerpo de pies a cabeza.
La ciudad sagrada de Kerbala es uno de los centros de peregrinación más importantes del mundo. Al anochecer, miles de musulmanes se apelotonan ante las puertas de los santuarios de los mártires Husein y Abas, ambos hijos de Ali y los más importantes ‘santos’ del chiismo. En la imagen, una mujer camina ante el santuario de Abas.