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Ateísmo e islam, por Waleed Saleh, del Grupo de Pensamiento Laico

Miembro del Grupo de Pensamiento Laico, integrado por Nazanín Armanian, Francisco Delgado Ruiz, Enrique J. Díez Gutiérez, Pedro López López, Rosa Regás Pagés, Javier Sádaba Garay, Waleed Saleh AlKhalifa y Ana María Vacas Rodríguez.

El ateísmo en la historia es un fenómeno muy antiguo. Decían los griegos que «los dioses asentados en los lugares sagrados han muerto». Nietzsche decía que «Dios ha muerto» y los árabes afirmaban que «ha muerto la idea de la profecía y los profetas». Sin profetas no hay religiones, por ende, no hay dioses.

Las autoridades del islam se enfrentaron en un primer momento al ateísmo de forma virulenta, asesinando a los incrédulos o cortando sus manos y pies. Pero, con el paso del tiempo, aprendieron a convivir con este fenómeno creando un ambiente idóneo para todo tipo de pensamiento, incluido el ateísmo. La dinastía abasí ofreció grandes garantías para la libertad del pensamiento. Abundaron en su tiempo las corrientes y escuelas filosóficas ilustradas y liberales, pero también librepensadores que enriquecieron con su visión la vida cultural del momento.

Ibn al-Muqaffa’ (m. 759), considerado fundador de la prosa árabe, traductor del afamado libro Kalila wa Dimna, fue uno de los primeros intelectuales que pusieron en entredicho al Corán, sus enseñanzas y la imagen que se ofrece de Dios y del Profeta del islam. Reclamaba Ibn al-Muqaffa’ la moral colectiva y los valores humanos lejos del ámbito de las religiones.

Otro librepensador fue Ibn al-Warraq de Bagdad (m. 861), poeta y teólogo que cuestionaba el estilo coránico y su supuesta elocuencia tan admirada por los seguidores del islam y llevada por algunos a la categoría del milagro. Afirmaba que la belleza lingüística del Corán no superaba la de las sentencias del orador y juez anteislámico Aktham b. Sayfi. Se preguntaba: si los ángeles habían ayudado al Profeta en sus batallas de las que salió victorioso, como afirma el Corán, ¿por qué no lo hicieron también en las que resultó derrotado?

El gran ateo Ibn al-Rawandi (m. 910) fue teólogo y filósofo y se hizo famoso por su libro al-Zumurrud (la esmeralda). Numerosos fueron sus seguidores, formando un grupo conocido por al-Rawandiyya. La visión de al-Rawandi se puede resumir en que el mundo es antiguo y no tiene creador, y suponiendo que lo hubiera ¿cómo es posible que sea una divinidad tan poco razonable? No es sabio ni justo este Dios que enferma a sus siervos ni es misericordioso con ellos cuando los empobrece, los condena si no le obedecen y los arroja al infierno eternamente si se rebelan contra él. Los profetas, según este autor, son hechiceros y magos, y el Corán carece de sabiduría y está repleto de contradicciones.

El gran médico y filósofo al-Razi (846-923) fue otro crítico con las religiones, y en particular con la profecía. Negaba al-Razi que hubiera verdaderos profetas, cuestionaba su papel y si preguntaba que si realmente existe una divinidad equitativa, ¿por qué entonces envía un profeta diferente a cada pueblo y no un único profeta para toda la humanidad? El exceso del número de profetas ha sido la causa de guerras y enfrentamientos entre los seguidores de las diferentes religiones, en su opinión.

Asimismo, al-Razi se burlaba de los clérigos que llamaba «barbas de chivo». Estos, según el autor, atraen a sus seguidores, personas vulnerables, a sus reuniones y celebraciones. Hombres de religión que desgarraban sus gargantas difundiendo engaños y supersticiones, repitiendo noticias amañadas y contradictorias. Unos hablan de la creación del Corán y otros de su in-creación; unos defienden la prioridad de Ali en el califato y otros el derecho de otros candidatos; unos niegan la predestinación y otros la justifican.

El célebre poeta al-Ma’arri (973-1058), sentenciaba que «dos son los pobladores de la Tierras: juiciosos sin religión y religiosos sin razón».

En tiempos más recientes, destacan nombres de librepensadores y ateos a lo largo y ancho del mundo árabe y musulmán. Figuras como Shibli al-Shumayyil, Farah Antun, Ismail Adham, Sayyid al-Qimni, Sadiq Yalal al-Azm, Faray Fuda… todos ellos han luchado y luchan con gran dificultad contra un pensamiento arcaico que pesa como una losa sobre la vida de unos ciudadanos presos de una tradición social y religiosa que les impide avanzar y liberarse de las ataduras que los sujeta a un pasado obsoleto.

Declararse ateo en la actualidad en algunos países de mayoría musulmana puede tener graves consecuencia sociales y penales. Aun así, el número de ateos no deja de crecer en estos países, según las recientes estadísticas realizadas por organismos internacionales como el Instituto Gallup. Según informaciones del prestigioso organismo, los ateos en un país como Arabia Saudí superan el 5% de la población. Algunos observadores piensan que el porcentaje incluso puede ser mayor por las dificultades y riesgos que conlleva la declaración pública de ser ateo.

Las causas que pueden estar detrás de este fenómeno según muchos investigadores consisten en lo siguiente:

– El discurso religioso extremista de ciertos grupos y clérigos islamistas, un discurso que considera apóstatas al conjunto de la sociedad, además del uso de la violencia como método para cambiar el comportamiento de los individuos y adoptar el pensamiento marcado por estos grupos.

– La naturaleza supersticiosa de la fe cada vez más difundida por las autoridades religiosas. Es habitual escuchar a destacados clérigos negar alguna de las realidades científicas o considerar al Corán como fuente de todas las disciplinas. Se han publicado hasta el momento centenares de libros que consideran el libro sagrado del islam como la base de todas las ciencias. No existe, según estos, ningún invento que no tuviera su raíz en el Corán. Esta forma de pensar hace que muchas personas se alejen de esta fe, que en el fondo es vista como una burla de la inteligencia humana.

– El autoritarismo político que instrumentaliza la religión por interés propio. Muchos gobernantes, elegidos o no, utilizan la religión como excusa para dominar a sus pueblos. Les hablan en el nombre de la divinidad y se erigen como representantes de Dios en la tierra. Decía Averroes que «cualquier mercancía desfasada, la envuelves en un envoltorio religioso y la vendes con gran éxito». Esta actitud produce un rechazo profundo en la sociedad, especialmente en la clase más formada culturalmente. Incluso las personas menos formadas culturalmente se preguntan: ¿qué religión es esta que ayuda al gobernante a ser cruel e injusto?

– La difusión de las redes sociales, que ayudan a que los diferentes grupos sociales, especialmente los jóvenes, estén en contacto con otras culturas más abiertas donde la religión ha dejado de ser el eje central de la vida de las personas.

En los países de mayoría musulmana no resulta fácil criticar el islam y afirmar ser ateo o incluso laico. Los poderes sociales y políticos están a la caza y captura de cualquier persona que muestre su desavenencia con la religión. La acusación por apostasía está a la orden del día y puede traer graves consecuencias para el acusado, como amenazas de muerte, ataques y uso de violencia contra cualquier subida de tono que cuestione los símbolos del islam. Los que practican su derecho a la libertad de conciencia tienen que hacerlo sin llamar mucho la atención o de forma clandestina. Muchos han tenido que emigrar a Europa o a Estados Unidos para ejercer sus derechos naturales, que supuestamente están más garantizados en estos países.

En el mundo arabo-islámico existe un número de ateos y laicos mucho mayor de lo que se piensa. En 2015, el Consejo de Ex Musulmanes de Gran Bretaña lanzó una campaña en Twiter en un hashtag encabezado por «Ex Muslim Because…» a la que en menos de 24 horas respondieron 120000 personas de 62 países, diciendo expresamente que habían abandonado el islam.

En Turquía, considerado un país laico, la situación del librepensamiento se ha deteriorado desde la llegada de Erdogan al poder en 2014. Pero curiosamente y en contra de los deseos del presidente, el ateísmo crece en este país a medida que Erdogan impulsa el islam. Después del intento del golpe de Estado el 16 de julio de 2016 se han multiplicado las agresiones contra las mujeres por su vestimenta y contra las personas que no guardan el ayuno en ramadán. Los programas educativos en los colegios turcos han sido modificados: se han eliminado las referencias a la teoría de la Evolución de Darwin y también los principios laicos de Kemal Atatürk y han sido sustituidos por contenidos religiosos y argumentos oficiales relativos al supuesto golpe de Estado.

Pese a estos intentos y según un sondeo realizado por la encuestadora Konda, un número creciente de turcos se identifican como ateos. Konda informa que en los últimos diez años el número de no creyentes se triplicó. Del mismo modo, descubrió que la proporción de los turcos que dicen adscribirse al islam se redujo del 55 al 51%.

Túnez, siendo una excepción dentro de los países árabes y musulmanes en cuanto a la libertad de expresión, ha conocido la creación de movimientos que rechazan ayunar en el mes sagrado del islam, los cuales se extendieron a Argelia y Marruecos. Aun asi, el miedo ha seguido presente en la vida de los tunecinos que se declaran en público laicos. La cineasta Nadia El Fani, que dirigió la película Ni Dios ni patrón, fue acusada de terrorista y recibió varias amenazas de muerte. Tres abogados pertenecientes al partido islamista Nahda presentaron en los juzgados tunecinos una querella contra ella con la acusación de incitar al odio contra el islam. Tuvo que refugiarse en Francia y cambiar el título de la película a Laicidad si Dios quiere.

A partir del 25 de octubre de 2017 la situación en Túnez ha mejorado relativamente porque las autoridades han legalizado la Asociación de Librepensadores de Túnez, cuyos estatutos apuntan explícitamente al ateísmo.

En Egipto, el presentador televisivo Islam Bahiri fue condenado a un año de cárcel a petición de la Universidad al-Azhar, de tendencia islamista, por haber criticado algunos textos fundacionales del islam.

Lo que es muy preocupante en este asunto es que los que cometen ataques contra laicos y ateos suelen salir impunes. Incluso aquellos ateos que se refugian en Occidente no encuentran el apoyo suficiente por parte de las autoridades. Son acusados por los islamistas y las autoridades locales de ser islamófobos, y sus opiniones sobre el hiyab o el burkini no suelen ser recibidas con agrado porque los votos de los musulmanes en los países occidentales son tomados en consideración en las elecciones.

Aunque cuesta creerlo para muchos, el avance del ateísmo en los países de mayoría musulmana es imparable. En un país tan cerrado como Arabia Saudí el 5% de la población se declara atea, frente al 3% en Estados Unidos, y la Arab Atheists Union cuenta con decenas de miles de seguidores, y el número va en aumento.

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