Casos como el de Ramón Sampedro o el de María José Carrasco han sido clave para la consecución de una ley que permite el derecho a morir dignamente.
La ley de la Eutanasia entra en vigor este viernes 25 de junio tras largos años de lucha social de enfermos, familiares y colectivos por el derecho a una muerte digna.
La actual legislatura no ha sido la primera en la que se ha intentado regular la eutanasia. En otras seis legislaturas anteriores los grupos parlamentarios han registrados diferentes propuestas para regular este derecho, con nulo éxito.
La primera iniciativa sobre la muerte digna llegó al Congreso en 1994 (V Legislatura), presentada por ERC, con el PSOE todavía en el Gobierno. Fue una proposición no de ley que apenas tuvo respaldo en la Cámara: fue rechazada con sólo 14 votos a favor, 282 en contra y seis abstenciones.
Cuatro años después (1998, VI Legislatura, con José María Aznar en La Moncloa) un proposición de ley de Izquierda Unida corrió parecida suerte (25 votos a favor, 288 en contra y 6 abstenciones). Esta formación lo volvió a intentar en la siguiente legislatura, hasta el dos ocasiones: la primera vez, en 2000, apenas tuvo apoyos (rechazada por 175 votos en contra, frente a 15 a favor y 110 abstenciones); pero en la segunda, en 2002, ya consiguió más respaldo (124 a favor, frente a a 178 en contra).
En las dos siguientes legislaturas (la IX y la X), varios grupos plantearon diferentes iniciativas sobre el derecho a la muerte digna, pero no llegaron a someterse a votación porque su legislatura acabó antes.
En la XII Legislatura (la de la moción de censura contra Mariano Rajoy), el Congreso volvió a votar una iniciativa sobre la eutanasia, en este caso presentada por Unidas Podemos, que tampoco salió adelante: cosechó 86 votos a favor, mientras 132 fueron en contra, y 122, abstenciones.
Ramón Sampedro y otros casos famosos
Hasta su aprobación en el Congreso el pasado marzo, con los votos en contra del PP y Vox, han sido diversos los casos que han visibilizado la necesidad de una regulación del derecho a una muerte digna.
Fue Ramón Sampedro quien abrió hace 24 años el camino a la mediatización del tema de la eutanasia. El gallego, que quedó tetrapléjico en un accidente, pidió formalmente al Gobierno poder acabar con su vida de forma legal. Su demanda jurídica se coló en el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo sin que llegase a nada. Sin éxito, acabó suicidándose con ayuda de sus amigos. Sin embargo, su caso marcaría el comienzo de una larga batalla por la legalización de la muerte digna.
La historia de Sampedro llegó a todas partes. Fue tras su muerte, sin embargo, cuando la reivindicación de su mensaje llegaría a su máximo exponente. Alcanzó incluso a Hollywood cuando, en 2004, el cineasta Alejandro Amenábar estrenaba Mar adentro. El director consiguió llevar la causa social de Sampedro a todo el mundo al ganar el Oscar a Mejor Película de Habla no Inglesa con un film basado en sus memorias.
En 1984, cuatro años antes de la muerte de Sampedro, se registró la Asociación Derecho a Morir Dignamente (DMD) en el Ministerio del Interior. Desde entonces, han recorrido un largo camino para conseguir su principal propósito: “promover el derecho de toda persona a disponer con libertad de su cuerpo y de su vida, y a elegir libre y legalmente el momento y los medios para finalizarla”.
Otro de los casos más sonados fue el de José Antonio Arrabal, enfermo de esclerosis lateral amiotrófica (ELA) que se suicidó en 2017 a sus 58 años. Arrabal se quitó la vida frente una cámara de vídeo para reclamar la eutanasia cuando su familia no estaba en casa después de meses planeándolo. Sabía que la enfermedad era degenerativa y se negaba a vivir así. “Me indigna tener que morir en la clandestinidad, solo. La falta de una ley de eutanasia me obliga a adelantarlo“, declaraba en su vídeo.
Se suma a esta lista de casos la historia de Maribel Tellaetxe, la mujer que se negó a seguir viviendo sin sus recuerdos. Tras ser diagnosticada con Alzhéimer, pidió que le ayudaran a morir “si no reconocía a su familia”. Finalmente murió el pasado marzo de 2019 sin que su voluntad fuese permitida aún por el Gobierno.
Su familia organizó una campaña en favor de que se aprobara una ley de eutanasia que consiguió 182.000 firmas de apoyo. Las firmas fueron entregadas en el Congreso junto a las recogidas por la familia de Luis de Marcos, fallecido en 2017 por esclerosis múltiple y que sumaron 280.000 firmas en total.
Carrasco, el caso que volvió a abrir el debate de la eutanasia
Aí se llegó hasta el último caso que hizo que el discurso sobre la legalización de la eutanasia volviese a tener voz en Congreso: El caso de Ángel Hernández, el hombre que ayudó a morir a María José Carrasco, enferma de esclerosis múltiple. Hernández fue detenido en abril de 2019 por ayudar a su mujer a morir a petición de ella misma.
Grabó la voluntad de Carrasco en vídeo, mostrando como pedía reiteradamente que le ayudase a morir. Lo hizo. Ahora su caso está en manos de un Juzgado de Violencia sobre la Mujer, acusado de violencia de género. Hernández espera que tras la aprobación de la ley se desestime su caso.
La aprobación de una ley histórica en avances sociales
El conjunto de su lucha, y la de otros muchos, fueron escribiendo la historia hasta la aprobación de la votación en el Congreso hace tres meses. Entonces, fueron sus familias las que, emocionados y agarrados de la mano, celebraron el comienzo de esta nueva ley y que se hace realidad este viernes.
Así, España se convierte en el sexto país del mundo que regula esta práctica, por detrás de Países Bajos, Bélgica, Luxemburgo, Canadá y Colombia. No obstante, la eutanasia no está penalizada en países como Suiza, Alemania, Japón o algunos estados de EEUU y otro de Australia.