Uno de los integrantes del consejo de la Ulema, el grupo que asesora al presidente afgano Hamid Karzai en materia religiosa, ha indicado que la institución no revocará un edicto emitido por un clérigo integrista del norte del país por el que se ordena a las mujeres de la región de Deh Salah que no paseen sin estar acompañadas de un hombre y exige el cierre de las tiendas de cosméticos por considerar que se tratan de un centro de prostitución.
"No hay manera de que esas tiendas sigan abiertas. Son para hacer negocio, no para cometer adulterio", declaró a Reuters el integrante del consejo, Enayatulá Baligh, a pesar de que tanto la Policía local como los residentes aseguran que nunca han advertido indicios de prostitución en estos negocios. La orden, emitida por el clérigo local Zmarai, tiene categoría de "fatua", o edicto religioso, a pesar de que solo las autoridades de Kabul tienen la potestad de decretar un mandato de semejante importancia.
En términos generales, despierta preocupación el hecho de que esta orden ha sido emitida solo pocos días después de que Estados Unidos anunciara de una campaña de 150 millones de euros para potenciar el papel de las mujeres en la sociedad afgana. Se da la circunstancia además de que la orden afecta a una localidad caracterizada por su feroz oposición al conservadurismo del derrocado régimen talibán.
El edicto decretado por el clérigo en junio sentencia a quien viole sus términos a un "castigo" no especificado e incluye además una amenaza de "guerra santa" contra todo aquél o aquella que se oponga a su existencia.
"Quieren que vuelvan los días de los talibán", indica Abdulá, propietario de una tienda de cosméticos cerrada por este decreto. "Si permitimos que se salgan con la suya tomarán el control de la localidad y nos harán la vida imposible", añadió. El doctor Shah Agha Andarabi garantiza "que no hay asomo de prostitución en estas tiendas". "No tienen pruebas, simplemente quieren cerrar estos locales", aseguró.
El comandante de la Policía, Abdul Ahad Nabizada, no cree que existan prácticas ilegales en estos locales, pero reconoció que actúan por orden del alcalde, quien a su vez ha sido presionado por grupos religiosos para que el edicto se aplique en la práctica.
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