A pesar del clamoroso silencio de los medios de comunicación de todo el mundo, Kenia sigue desenterrando poco a poco más cadáveres como resultado de la masacre de la secta cuyo líder indujo a sus seguidores a ayunar hasta la muerte para “encontrarse con Jesucristo”.
Efectivamente, el pasado mes de abril se descubrió lo que había pasado en el bosque de Shakahola: las autoridades encontraban decenas de cadáveres de adeptos del Ministerio Internacional Buenas Noticias y detenían a su líder, Paul Mackenzie, que continúa en prisión, a la espera de juicio, junto con otros 29 sospechosos.