Miles de personas se manifiestan frente al Congreso argentino a favor y en contra del matrimonio homosexual, cuya aprobación debate el Senado desde hace horas en una acalorada sesión que aún no ha despejado la incógnita sobre el resultado final de la votación.
Durante más de seis horas de debate en la Cámara Alta, decenas de senadores han expuesto sus opiniones sobre el proyecto de ley impulsado por el oficialismo (peronista) para legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Con argumentos poco contundentes y en su mayoría carentes de bases legales, oficialistas y opositores han protagonizado una discusión que se prolongará hasta bien entrada la noche y cuyos resultados nadie se atreve a vaticinar, debido a las discrepancias internas en uno y otro bloque y a las fuertes presiones, políticas y religiosas, a las que están sometidos los senadores.
Mientras, la plaza del Congreso de Buenos Aires -reconocida por su propaganda turística como ciudad "gay friendly"-, se ha convertido en las últimas horas en escenario de la división que vive la sociedad argentina sobre la iniciativa.
Pancartas gigantescas con lemas como "Sólo varón y mujer" o "Yo quiero un papá y una mamá" enmarcan la ubicación de los grupos contrarios al matrimonio homosexual, que se han acompañado de vírgenes e imágenes religiosas y que, rosario en mano, rezan avemarías para pedir por el rechazo a la propuesta gubernamental.
Enfrente, grupos de derechos humanos y colectivos homosexuales reivindican el matrimonio homosexual con proclamas como "Sácate la sotana" y "Saquen sus rosarios de nuestros ovarios", arropados por organizaciones oficialistas que han sembrado la plaza de banderas con imágenes de Juan Domingo Perón.
La ley "supondría el reconocimiento de todos los derechos que implica el matrimonio y también el acceso a la igualdad ante la ley, que es una herramienta indispensable para lograr la igualdad social", sostuvo en declaraciones a Efe la titular de la Federación de Lesbianas Gays Bisexuales y Trans (FALGBT), María Rachid.
Por el contrario, Jorge Vertín, uno de los manifestantes contra el matrimonio homosexual, está convencido de que "es un pensamiento universal que sólo se puede casar un varón con una mujer. El matrimonio entre personas del mismo sexo se trata de una conducta desviada y que pervierte el orden natural".
Comentarios similares se han escuchado durante esta tensa jornada en la Cámara Alta, como el de la senadora Sonia Escudero, quien, pese a ser peronista, rechaza el matrimonio homosexual por considerar que "la relación hombre-mujer es fértil, la relación homosexual es estéril, y como es diferente hay que darle una regulación diferente".
En el extremo opuesto, Luis Juez, del opositor Frente Cívico, optó por apoyar al oficialismo porque, aunque se reconoció "cristiano y fanático de la Virgen", entiende que "ni siquiera en la Biblia se ha encontrado un párrafo donde Cristo se enojara con los homosexuales" y apuesta por centrar el debate en la modificación del código civil, "una institución laica, en un país laico".
El también opositor Arturo Vera, sin embargo, admitió: "No me da la inteligencia natural para aceptar que es lo mismo la unión de heterosexuales con la de homosexuales".
Aunque el resultado es impredecible, el responsable de Movimientos Sociales del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Pedro Zerolo, se ha desplazado a Buenos Aires para apoyar al colectivo homosexual porque confía en que "en este día histórico Argentina se convierta en el primer país de América Latina en aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo".
Sólo cuatro ciudades argentinas admiten la unión civil entre personas del mismo sexo, aunque desde diciembre al menos ocho parejas homosexuales se han casado en el país mediante habilitaciones judiciales, si bien algunos enlaces fueron posteriormente anulados.
La Ley de Unión Civil de la ciudad de Buenos Aires, aprobada a finales de 2002, supuso el primer antecedente en el país y el primer reconocimiento de las parejas homosexuales en Latinoamérica.