Con el aval de la intendenta Verónica Magario y el rector Daniel Martínez, las Iglesias Evangélicas utilizarán para un festival religioso el predio de la institución, vulnerando, una vez más, la laicidad de la educación pública.
Desde el viernes 29 hasta el sábado 30 de noviembre se desarrollará en la UNLaM un evento, impulsado por el pastor evangélico guatemalteco Cash Luna y el Centro Familiar Cristiano de Isidro Casanova, llamado “Noches de Gloria BA”. Esto reabre el debate, que en la UNLaM no es nuevo, sobre la laicidad de la educación pública.
El evento religioso estaba originalmente planeado en una reserva ecológica de Laferrere, pero ante la denuncia de los vecinos por el daño medioambiental que significaba tuvieron que descartar esa posibilidad. Finalmente, gracias a la mediación del municipio con Verónica Magario, se le cedió a las Iglesias Evangélicas que organizan este evento el uso de la UNLaM, con la aprobación del rector Daniel Martínez.
Este nuevo hecho se está empezando a convertir en moneda corriente en la UNLaM: el atropello al derecho democrático a tener una educación laica sin injerencia de ninguna institución y/o jerarquía religiosa. Basta con entrar a la universidad para ver, a los pocos metros del ingreso, la imagen de una Virgen, símbolo religioso de la Iglesia Católica. Pero dentro de la universidad funciona también una oficina de la pastoral del municipio, que es utilizada para actividades de proselitismo religioso dentro de la misma.
No es nueva la discusión de la laicidad de la educación y no viene mal recordar que han pasado ya más de 100 años de la reforma universitaria que separó a la cúpula jesuita de la Iglesia Católica del control de la Universidad de Córdoba, y que luego esa lucha se dio en todas las universidades del pais contagiando incluso al continente. Como plantea Paula Schaller: “una de las demandas del movimiento reformista fue la de la separación de la Iglesia del Estado, que por aquellos días se encarnó en arrebatarle a la Iglesia el dominio de los claustros universitarios”.
Hoy día, en pleno siglo XXI, la Ley de Educación Superior y la Ley de Educación Nacional no explicitan el carácter totalmente laico de la educación pública; pero por ejemplo en la provincia de Salta, la Corte Suprema declaró inconstitucional la educación religiosa en las escuela públicas. Más allá de este “vacío legal” en disputa, el derecho a la educación laica fue de hecho conquistado hace más de 100 años, pero nos presenta nuevos desafíos.
No sólo ya pasaron más de 100 años de la Reforma Universitaria, sino que también pasaron más de 60 del movimiento “laica o libre”, esa gran gesta protagonizada por el movimiento estudiantil para defender la educación pública, científica y laica de las manos del oscurantismo eclesiástico.” (…) “Sesenta años después de la lucha entre “laica o libre”, la disputa por el carácter laico de la educación que hoy se encuentra en una nebulosa porque la Ley de Educación 1.420, cuyo artículo 8 propone la laicidad de la educación de una manera limitada, quedó vetada en 2015. Y a su vez la última ley de educación nacional 26.206 del kirchnerismo, no tiene aclaración al respecto, por lo tanto depende de las reglamentaciones de cada provincia”.
Por este motivo es que en 2018, los diputados nacionales Nicolás del Caño y Nathalia González Seligra (MC) presentaron un proyecto en el Congreso para terminar con esa injerencia de instituciones religiosas en todos los niveles educativos. Del Caño, en su momento, sostuvo al respecto que «cuando hablamos de la separación de la Iglesia del Estado también estamos diciendo que las instituciones religiosas no pueden ser consideradas ’agentes educadores’, como plantea la actual legislación, ni tener injerencia en las actividades, contenidos o arquitectura de los edificios educativos».
Entre les jóvenes protagonistas de la marea verde, la lucha por la separación de la Iglesia del Estado y la laicidad en la educación está muy presente. Basta con recordar cómo, durante el proceso de lucha educativa en 2018, en muchas de las tomas de facultades, una de las medidas votadas en asambleas fue el retiro de objetos de culto de las instalaciones de las universidades: como en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Cordoba, o en la Facultad de Medicina de la UBA, por citar algunos ejemplos.
Estos hechos, protagonizados recientemente por el movimiento estudiantil, es parte de la exigencia de poner fin al financiamiento de la Iglesia Católica por parte del Estado, coronado en el canto que se volvió popular entre la marea verde y el movimiento de mujeres: “Que los curas se vayan a laburar”.
Es que no es difícil entender que esta injerencia va en contra de los derechos de las mujeres, la comunidad LGTBI, contra la plena implementación de la Ley de Educación Sexual Integral y, en general, contra las libertades democráticas, ya que fueron las cúpulas de éstas iglesias las que impulsaron y lideraron el movimiento antiderechos (incluyendo a las Evangélicas), representado en los pañuelos celestes, que pretenden también avanzar sobre la educación pública.
En repudio a la realización de este acto religioso en la universidad pública de La Matanza, se realizó el miércoles 27 un “pañuelazo” del que participaron dirigentes del sindicato docente Suteba La Matanza, estudiantes de los partidos y agrupaciones del Frente de Izquierda Unidad, entre otros. El centro de estudiantes, dirigido por la Liga Federal de la Juventud Universitaria Peronista, debería estar a la cabeza de esta denuncia contra este atropello, pero en vez de eso lo ponen al servicio de las iglesias.
La estrecha relación entre el peronismo de La Matanza y las Iglesias Evangélicas
Que el peronismo de La Matanza le haya abierto las puertas de la universidad a las Iglesias Evangélicas no es un hecho novedoso. La intendenta Verónica Magario las ha integrado recientemente al municipio creando la Subsecretaría de Culto, dirigida por un pastor pentecostal de la localidad de Laferrere, con la aprobación del propio Bergoglio.
Desde allí, las Iglesias Evangélicas de la zona, administran la asistencia social de manera clientelar sobre sus fieles y en los barrios donde se encuentran sus capillas o templos, con el objetivo de reforzar los mecanismos de control y contención social en pleno desarrollo de la crisis económica que golpea con más fuerza a los sectores precarios y populares. Al igual que en otros países de Latinoamérica, como Brasil, intentan participar de la vida política a través de los partidos tradicionales, aprovechando los acuerdos con estos sectores que fomentan los elementos más reaccionarios de su ideología, a cambio de su apoyo para la contención social y la demagogia electoral. Durante estos años, es indiscutible, que tanto el macrismo como el peronismo han reforzado el rol de las Iglesias Evangélicas y sus vínculos con el Estado.