Los argelinos llevan al terreno religioso el conflicto político con Marruecos
La ruptura diplomática entre Argelia y Marruecos está teniendo una importante repercusión, como cabía esperar de un eje tan importante como el que componen – o componían – ambos países. Una de las primeras decisiones fue el cierre del grifo del gas a Marruecos. Las autoridades argelinas avanzaron el pasado jueves que no renovarán el contrato del gasoducto Magreb Europa, que transporta el gas argelino a España pasando por tierras marroquíes. El ministro argelino de Energía y Minas, Mohamed Arkab, destacó “el compromiso total de Argelia a la hora de cubrir el conjunto de los aprovisionamientos de España en gas natural a través de Medgaz” en unas declaraciones a la agencia de prensa argelina APS.
Se trataba de una de las primeras reacciones, pero, por supuesto, no de la última. Según informa el medio “Rue 20”, el régimen argelino pretende utilizar la Gran Mezquita de París como arma arrojadiza en un nuevo capítulo de sus disputas con Marruecos. El ministro de Asuntos Religiosos y Dotaciones, Youssef Belmahdi, llevó a cabo en la jornada del pasado lunes un llamamiento a los imanes delegados de la Gran Mezquita de París para ser “plataformas benévolas al servicio de Argelia” en una campaña de odio a la que se está enfrentado su país, según la versión argelina.
Belmahdi considera la Mezquita de Paris como “una institución islámica líder en el mundo occidental, que presenta un gran mensaje moderado”. A lo que añadía que ellos “pueden ser buenas plataformas para Argelia mediante despertar el espíritu nacional y de moderación, así como fomentar el lado moral en la vida pública”. Algo que contrasta notablemente con el enfrentamiento por el que aboga contra aquellos que no están de acuerdo con la doctrina emitida desde Argelia, que ahora utiliza un arma de doble filo para continuar su disputa con Marruecos que, de momento, ha preferido mantener la cautela ante los ataques argelinos.
“No tememos a los enemigos, pero nos entristece que nuestros hijos interactúen con los que quieren el mal en nuestro país (…) Vosotros sois personas competentes y nosotros seguiremos vuestros esfuerzos, y los hijos de Argelia están acostumbrados a aceptar el desafío”, son las palabras que utilizaba el ministro argelino de Energía y Minas para referirse a los marroquíes, según apunta el medio “Rue 20”. El reconocimiento del movimiento independentista de la región de la Cabilia, motivo por el que los argelinos han decidido romper unilateralmente sus vínculos con Marruecos, ha dejado en una situación complicada a Rabat.
Marruecos se encuentra en una encrucijada tras enemistarse con varios países, algunos de ellos vecinos, y habiendo dejado al descubierto su peor imagen en el ámbito internacional en el enfrentamiento con Argelia. Cabe recordar también la ruptura diplomática con Alemania en el mes de abril de este año como consecuencia de un asunto de espionaje, algo que tampoco ha tenido un gran beneficio para los intereses marroquíes. Además, no ha sentado nada bien en Europa la entrada de nacionales, incluidos menores, por la frontera sur con África, en el mes de mayo, para castigar a España por acoger a Brahim Ghali, secretario general del Frente Polisario.
Respecto a ese aspecto, Francisco J. Girao, director de la organización Seguridad y Defensa-SegDef, ha asegurado en unas declaraciones a “El Español” “que las consecuencias de la crisis migratoria, organizada por Rabat, no han sido peores diplomáticamente para Marruecos porque España y su política exterior blanda no han querido”. Además, cree que “Madrid podría haber hecho mucho daño a las agresivas aspiraciones marroquíes incrementando la dureza de su reacción en Bruselas. Desde luego hubiera contado con Alemania (seguro no con Francia)”. Ahora, los ataques de Argelia son los que ocupan el primer plano de la política exterior de Marruecos que parece volverse más complicada por momentos.