Con diversas consignas miles de personas realizan, en este viernes santo, un tuitazo contra esa institución y su injerencia en la vida de millones basada en su relación con el Estado.
La bronca y los cuestionamientos sobre el rol que cumple la Iglesia Católica en nuestro país han cobrado una relevancia política destacada en las últimas semanas, en el marco del debate por el derecho al aborto. Las declaraciones de Marcos Peña sobre el elevado monto ($ 44.000) que reciben los obispos en concepto de «sueldo», lo que implica que en el Presupuesto 2018 se hayan destinado $ 130.421.300 para ese gasto, encendió un reclamo histórico de los partidos de izquierda: la separación de la Iglesia del Estado.
Durante la mañana de este viernes santo el hashtag #ApostasíaColectiva se ha convertido en el segundo TT nacional, impulsado por miles de usuarios que realizan una campaña para una «desafiliación» masiva a esta retrograda institución.
El financiamiento del Estado a la Iglesia Católica no hace meramente a una cuestión económica, material. Ese financiamiento que se sostiene con los impuestos que pagamos todas y todos, «garantiza desde la injerencia de la Iglesia en la definición de las políticas de Estado, como vemos con las trabas que impone su férrea oposición a la anticoncepción gratuita, la educación sexual integral o el aborto legal, hasta la impunidad que encubre a los curas abusadores, como vimos en el caso del Instituto Próvolo de Mendoza, por citar sólo un ejemplo», explicaba días atrás la diputada nacional del PTS/FIT Nathalia González Seligra.
