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Aparece a la venta una talla barroca de un convento cerrado de Granada, poniendo de manifiesto el descontrol sobre el patrimonio religioso

La Policía Nacional requisa la obra, que se ofrecía por 350.000 euros, y las clarisas aseguran que no es su imagen. Los especialistas afirman que es la misma figura. La Ley de Patrimonio Histórico de 1985 es contundente: la Iglesia tiene prohibido el libre comercio de sus bienes. Solo puede hacerse cargo de ellos el Estado.

El mismo vecino que hace un año denunció ante la Fiscalía de Medioambiente de Madrid el expolio de bienes procedentes de la iglesia del convento de Nuestra Señora de los Ángeles de Granada, trasladados a un anticuario del Rastro de Madrid, ha presentado una nueva denuncia por el expolio de otra pieza artística y de mayor importancia del mismo convento. El comerciante de obras del arte español, Nicolás Cortés, ha incluido en su catálogo de ventas la talla Santa Margarita de Cortona, del escultor barroco José de Mora (Baza, 1642-Granada, 1724). La pieza se situaba a la derecha del altar de la iglesia de las franciscanas clarisas, como demuestran las fotografías de los vecinos de Granada, antes de que el convento cerrara a principios de 2018 por falta de vocaciones.

En la denuncia, Á. B. ruega medidas para “notificar al Ministerio de Cultura que el patrimonio artístico sacro se halla fuera de control y amenazado con su silencioso expolio, y que es necesario que el Estado español tome cartas en el asunto”. El denunciante recuerda a la Fiscalía que cerraron la instrucción pasada con la explicación de que tales piezas “no estaban a la venta”, sino que fueron trasladadas para ser “restauradas”, “a pesar de que la almoneda dio precio por ellas a la persona que las identificó”. Supuestamente, las piezas regresaron a Granada.

El galerista Nicolás Cortés asegura que compró la escultura de santa Margarita a un anticuario por 100.000 euros, a finales de 2017. Meses antes de que cerrara el convento. La figura acaba de aterrizar de Nueva York, donde estuvo a la venta por 350.000 euros, en la feria Tefaf, en noviembre, con el permiso de exportación concedido por la Junta de Calificación, Valoración y Exportación de Bienes, a pesar de que la Ley de Patrimonio Histórico de 1985 es contundente: la Iglesia tiene prohibido el libre comercio de sus bienes. Solo puede hacerse cargo de ellos el Estado.

La imagen de la santa en venta, a la derecha del altar, en la pared, en una foto de archivo.
La imagen de la santa en venta, a la derecha del altar, en la pared, en una foto de archivo. J.G.R.
El Ministerio de Cultura aclara que el permiso fue concedido en junio de 2018 porque “la factura presentada por el anticuario acreditaba fehacientemente que la obra se había adquirido a un particular de Zaragoza y no a una institución eclesiástica”. Cultura ha comunicado los hechos a la Policía Nacional “para que investigue la procedencia de la escultura y compruebe si se ha realizado una venta de patrimonio eclesiástico contraviniendo el artículo 28.1” de la Ley. A última hora de la tarde la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Nacional había requisado la figura, mientras investiga los hechos denunciados.

Cambio de nombre

Cortés sostiene que ha actuado con transparencia y que la compró sin saber su procedencia. “Me dijeron que era de una colección particular. No se me ocurriría ir a un convento a comprar, porque es ilegal. Lo que no sabía es que las monjas estaban vendiendo obra”, explica el reconocido galerista, con tres décadas de experiencia. En la mañana del martes Cortés ha presentado la factura de compra y el permiso de exportación ante la Brigada de Patrimonio Histórico de la Policía Judicial. La venta podría declararse nula y la pieza volver a la orden.

En ningún caso la galería especifica la procedencia, aunque determinan que el autor es José de Mora y representa a santa Margarita de Cortona. Grupos como SOS Alhambra y la Asociación Granada Histórica y Cultural han denunciado que la talla ha salido del convento clausurado. Sin embargo, la Madre Federal, sor Josefa, responsable de la coordinación de los conventos de las franciscanas clarisas, asegura a EL PAÍS que no es así. “En el convento de los Ángeles no había ninguna imagen con esa advocación”, señala. La escultura que ahora es santa Margarita, era santa Rosa de Viterbo. Explica sor Josefa que la talla en venta se “asemeja” a la de santa Rosa, pero que esta es “de autor desconocido”. Pero no es así: desde 1953, Antonio Gallego y Burín, el gran experto en la vida y obra de José de Mora, identificó a la santa como obra del escultor y lo publicó en la famosa Granada. Guía artística e histórica de la ciudad (cuya última reedición es de Comares, en 2015).

“Es evidente que ambas imágenes no son coincidentes al 100%. Por ejemplo, puede apreciar en la articulación superior izquierda, que tiene una inclinación y movimiento totalmente diferente y la toca del cuello no coincide en su talla y en su forma”, explica por escrito sor Josefa, en un correo electrónico en el que adjunta una imagen de la santa. Y asegura que la talla la tiene la orden, aunque no concreta dónde está ubicada.

El drama de la escultura

José Luis Romero Torres confirma a EL PAÍS que se trata de la misma escultura. Es doctor historiador del arte y conservador del patrimonio de la Junta de Andalucía, donde desempeña el cargo de jefe de departamento del servicio de infraestructuras culturales, y firmó la ficha de atribución de la escultura en el catálogo de ventas de Cortés. Él es el responsable del cambio de advocación de una santa a otra. Margarita también era conocida como la pecadora penitente y el gesto de la santa encaja, según el especialista, en esta definición. “Esta pieza es muy dramática por el rostro y por la fuerza de las manos”, asegura.

Detalle de las manos, con la posición corregida de la izquierda tras la restauración de la galería.
Detalle de las manos, con la posición corregida de la izquierda tras la restauración de la galería.
Por su experiencia en la Junta reconoce que el patrimonio de los conventos de clausura no está inventariado y que, “lamentablemente, la venta es una práctica habitual, que está ocurriendo en toda España”. Lázaro Gila es catedrático de Historia del Arte en la Universidad de Granada y tiene documentados todos los conventos de Granada. No le cabe duda de que la figura que ha salido a la venta es la que estaba en el altar de las clarisas. “José de Mora no hizo nunca la misma imagen dos veces. Ni siquiera Pedro de Mena hace imágenes gemelas. No es posible que sean dos distintas”, cuenta. Denuncia que se están cerrando muchos conventos -tres el año pasado- y que venden las imágenes sin ningún control “y a saldo”. Sobre este convento explica que lo que está sucediendo “es gravísimo”.

Tras consultar a las restauradoras Clara Delgado y Sali Criado, con más de dos décadas de experiencia en tallas de madera, también confirman que se trata de la misma escultura. Criado asegura que tras revisar los pliegues del manto de ambas fotografías -la de santa Rosa y la de santa Margarita- “coinciden absolutamente”. Es de las pocas partes que no se pueden alterar. “Tendrías que retallar para alterar esa parte y eliminar la policromía original. Y en este sentido, hasta las estrellas coinciden en los mismos lugares”, señala la experta. Cuenta que la posición de las manos puede variarse sin ningún problema al ir encajadas; por ejemplo, rellenando el hueco original y perforando uno nuevo. La mano izquierda ha sufrido un reajuste en su restauración, tal y como confirma la propia galería.

La abogada de Cortés alega que su cliente compró por 100.000 euros sin saber a qué autor correspondía la escultura y que, posteriormente, con el análisis de Romero Torres, descubrieron, por sorpresa, que era de José de Mora, escultor muy popular en Granada, alumno aventajado de Alonso Cano y muy reconocible, sobre todo, en sus características cejas. A pesar de atribuírsela a Mora, ni la galería ni el especialista hicieron entonces referencia a la ubicación que Antonio Gallego y Burín ya había dado a conocer.

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