El presidente Alberto Fernández recibió el viernes por la tarde en la residencia de Olivos al titular de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), obispo Oscar Ojea, para dialogar sobre la situación derivada de la pandemia. En el encuentro, que duró poco menos de una hora, el Presidente hizo una presentación sobre la coyuntura del coronavirus en el país y acerca de las medidas adoptadas por el gobierno, y recibió el respaldo institucional de la Iglesia y su reiterada disposición a colaborar con las iniciativas oficiales.
Junto a Alberto Fernández estuvieron presentes el Secretario de Culto, Guillermo Oliveri y el Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz. Acompañaron al obispo Ojea el cardenal Mario Poli, arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente de la CEA, y el Secretario General del episcopado, el obispo de Chascomús, Carlos Malfa. Las autoridades eclesiásticas le expresaron también al Presidente su respaldo a la decisión de establecer el aislamiento obligatorio para toda la ciudadanía.
Los obispos católicos le manifestaron al Presidente su decisión de poner los recursos de los que dispone la Iglesia, particularmente Caritas, al servicio de la emergencia y formularon “la cercanía espiritual” con quienes gobiernan, según lo señaló una fuente del Episcopado.
Según se conoció el encuentro se hizo sin agenda previa y transcurrió en un marco de cordialidad y espíritu de colaboración.
En la ocasión los obispos hicieron una solicitud para que los sacerdotes y ministros religiosos sean incluidos en la lista de personas habilitadas para transitar durante la cuarentena obligatoria, para que de esta manera puedan cumplir con la tarea de asistir espiritualmente a los ancianos y los enfermos, un pedido que por otra parte también había sido elevado a la presidencia por ministros y representantes de otros credos y confesiones religiosas. La disposición ya fue incluida la decisión administrativa 429/2020 publicada en el Boletín Oficial en donde se expresa textualmente que “se permitirá la circulación de los ministros de los diferentes cultos a los efectos de brindar asistencia espiritual”.
A pesar de que la jerarquía católica instruyó a sus ministros para que se suspendan las celebraciones religiosas en los templos y eximió a sus fieles de la obligación de la misa dominical, los obispos le pidieron al presidente Fernández la autorización para que los templos permanezcan abiertos y accesibles para quienes quieran acercarse hasta allí como lugar de oración durante el periodo de aislamiento obligatorio. Al mismo tiempo se comprometieron a respetar la normativa y evitar aglomeraciones o encuentros que superen el límite de personas establecido por las autoridades sanitarias.