La organización terrorista del Magreb consagra, por primera vez, un vídeo a arremeter contra Mohamed VI
En vez de “emigrar en patera los jóvenes deben emigrar hacia Alá”, es decir luchar contra el régimen marroquí y por el verdadero islam. Este es el mensaje clave que la rama magrebí de Al Qaeda (AQMI) traslada en el primer vídeo que, desde su creación en 2007, dedica íntegramente a Marruecos. En él se muestran imágenes de unos jóvenes navegando en una pequeña embarcación hacia, probablemente, España.
Títulado “Marruecos: reino de la corrupción y el despotismo”, el vídeo de 41 minutos arremete contra el rey Mohamed VI, al que acusa de enriquecerse a costa de los pobres, y recurre incluso a los cables desvelados por Wikileaks para tratar de respaldar sus acusaciones. Denuncia además el cierre de las madrasas –solo fueron clausuradas escuelas coránicas radicales-, las torturas a presos salafistas y los lazos del monarca con presidentes como el estadounidense George Bush y el francés François Hollande.
Al Andalous, la productora de la organización terrorista, concluye su reportaje colgado en web yihadistas mostrando imágenes de su líder, el argelino Abdelmalek Droudkel, y, sorprendentemente, de una manifestación del movimiento juvenil reivindicativo 20 de Febrero en la que no se ve a islamistas sino a militantes laicos.
De todos los países del Magreb Marruecos ha resultado hasta ahora el más inmune a los zarpazos de Al Qaeda. Los analistas lo suelen achacar a la eficacia de sus servicios de seguridad y a que las monarquías de un mundo árabe muy convulso, sobre todo desde 2011, gozan de más legitimidad y arraigo que las repúblicas y suscitan menos vocaciones terroristas.
La rama magrebí de Al Qaeda sí había comentado, en algunos comunicados, las políticas marroquíes. A finales de junio difundió el artículo de uno de sus ideólogos sobre la redada en Ceuta contra una red cuyos integrantes reclutaban y enviaban a yihadistas a Siria. “Lo verdaderamente triste de estas operaciones es que su ejecución fue totalmente coordinada con ejércitos del Emir de los Creyentes, perdón del Emir de los Hashashin (asesinos)”, escribe el autor refiriéndose al soberano alauí.
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