Ante el reciente terremoto informativo proveniente de Estados Unidos a cuenta del aborto, cabría pedir a los talibanes de guardia un poco de coherencia. La preocupación por la vida en un país que mantiene, en muchos de sus estados, la legalidad de la pena de muerte o un sistema de profundos desequilibrios sociales que condenan a la marginación y a una vida genuinamente indigna a millones de personas no parece cotizar demasiado alto. Si la tan cacareada defensa de la vida pretende ser coherente, no puede circunscribirse a una visión sesgada y fundamentalista del aborto o la eutanasia, orillando esas condiciones socioeconómicas que, con frecuencia, convierten demasiadas vidas en dramáticos ejercicios de lucha por la supervivencia. De lo contrario, haríamos bien en preguntarnos qué hay detrás de tamaña incoherencia. Acaso mera impostura.
Una nueva alcaldesa perpetua en La Alberca (Murcia) · por Juan Celdrán
Desde Europa Laica en la Región de Murcia queremos manifestar nuestro rechazo a la participación de cualquier cargo…