Nosotros a los dioses y a los santos los tenemos a cien todo el día
La declaración más sugerente de las infinitas hechas en España sobre el referéndum de Escocia fue la del prometedor dirigente socialista César Luena: “Vamos casi a rezar para que gane el no”. A la vista del resultado, se diría que no solo fue la más interesante, sino la más decisiva. Mientras los bárbaros escoceses acudían en tropel a las urnas, una parte de España rezaba y la otra casi rezaba. Mientras Reino Unido sale de este problema con el trauma de una votación democrática, con la reina con un cardo en la solapa, y con el premier Cameron teniendo que anunciar un compromiso federal, aquí resolvemos los asuntos divinamente, rezando o casi rezando. Escribió Lucrecio: “En el caso de que haya dioses, no se ocupan para nada de los hombres”. El clásico despistado. Nosotros a los dioses y a los santos los tenemos a cien todo el día, sea para subirlos o para bajarlos. En la última ofrenda al Apóstol se le encomendó acabar con el paro y la corrupción. Sería más realista pedirle un “casi”, nomás que echase una mano. No hay que estresar. De tener que elegir, yo también creo, como el diputado Luena, que es más eficaz “casi rezar” que rezar siete novenas. Así que casi rezo para que los poderes obscuros no sigan laminando la jurisdicción universal. Casi rezo para que el decorado en cartón piedra de la “recuperación económica” no oculte el deslugar en crecimiento de la desigualdad y la pobreza. Casi rezo para que las lágrimas por el Toro de la Vega entren en los ojos de la ley y se ponga fin de una vez al espectáculo del tormento animal. Casi rezo para que España recupere su verdadera tradición democrática y se convierta en un modelo federal para una Europa federalista. Amén.
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