Al esfuerzo mancomunado y empeñoso de esos tres dirigentes se debe la creación de una importante entidad: el Instituto del Diálogo Interreligioso, cuyo fin es alentar la búsqueda permanente de coincidencias entre los distintos credos y promover una amistad cada vez más profunda entre cristianos, judíos y musulmanes.
Expresión elocuente de los positivos avances que se han logrado en esa dirección fue el acto masivo realizado días atrás en el microestadio de River Plate, donde más de mil niños de diferentes orientaciones religiosas se reunieron para prometer lealtad a la bandera nacional y expresar, a la vez, su compromiso con los valores que aseguran la convivencia profunda y armónica de todos los sectores de la sociedad. Y todo ello con un absoluto respeto por la diversidad de creencias y de las diferentes maneras de invocar a Dios y de manifestar la fe.
El acto fue realizado por el Instituto del Diálogo Interreligioso, junto con catorce escuelas representativas del amplio espectro educativo de la ciudad de Buenos Aires. Participaron establecimientos de enseñanza pertenecientes a las comunidades islámica, católica, judía, educativa y evangélica, así como de las redes laica y estatal.
En los días previos al acto se realizó un encuentro con los docentes y directores de las escuelas participantes, durante el cual se cambiaron ideas sobre el valor del diálogo como herramienta de convivencia y de ciudadanía. También se desarrolló una jornada de relación e intercambio entre los alumnos, destinada a promover actividades conjuntas y a estimular la integración y el conocimiento recíproco. Durante la reunión final de promesa de lealtad a la bandera se exhibió un video que registró el desenvolvimiento de toda esa actividad preparatoria.
Si se tienen en cuenta los múltiples problemas históricos y culturales que se generaron, a través de los siglos, como resultado de la tendencia natural de las religiones a sentirse depositarias exclusivas de la verdad, no puede dejar de aplaudirse la tendencia cada vez más firme que se observa en la Argentina a promover un diálogo interreligioso basado en el pleno respeto hacia "el otro"; es decir, hacia aquel que ha canalizado su fe por un camino "diferente del mío". En ese sentido, es importante reconocer que nuestro país se destaca por sus índices positivos en materia de integración y convivencia religiosa.
En un mundo en el que las religiones han dado pretexto, a lo largo de la historia, a tantas formas de violencia y absolutismo, es alentador constatar que el diálogo interreligioso se afirma como "uno de los valores que aporta hoy la argentinidad", como bien ha señalado el presbítero Marcó, actualmente a cargo de la presidencia del Instituto del Diálogo Interreligioso.
La sociedad en su conjunto debe valorar estas demostraciones de convivencia, de respeto a la libertad de conciencia y de reconocimiento, en definitiva, de la esencial dignidad de todo ser humano. Tan lejanas, al fin, de los fanatismos que devastan al mundo.