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El ministro de Interior francés reabre el debate del laicismo en un marco preelectoral

El ministro francés de Interior y aspirante al Elíseo, Nicolas Sarkozy, reabrió hoy el sensible debate del laicismo en Francia, al pronunciarse a favor de que los ayuntamientos puedan financiar la construcción de lugares de culto.

A falta de siete meses para las elecciones presidenciales, Sarkozy consideró "justo" que eso sea posible, en un artículo que publica hoy el diario cristiano La Croix.

"No es justo que los fieles de confesiones en expansión reciente en nuestro territorio, el islám suní y el cristianismo evangélico, tengan dificultades para practicar su culto", escribe Sarkozy.

Este artículo del presidente de la conservadora y gobernante UMP se basa en dos informes que había encargado en invierno de 2004 sobre el laicismo y que recibió el pasado miércoles.

En el primero, del profesor de derecho Jean-Pierre Machelon, sugiere que se lleven a cabo modificaciones legislativas para permitir la financiación de los lugares de culto por los ayuntamientos.

El segundo, del presidente del Partido Radical, André Rosinot, se pronuncia por el respeto estricto de los principios de laicismo y de neutralidad en la administración pública, ya sea en los hospitales, en las piscinas municipales o en las escuelas, donde no aprueba que se ofrezcan menús confesionales.

En vísperas de la batalla por el Elíseo y en plena polémica sobre los comentarios del papa Benedicto XVI sobre el islám, Sarkozy, que es también ministro de Culto, no se apresura a actuar.

En su artículo en La Croix anuncia que va a enviar esos informes a los responsables de las diferentes religiones en Francia para recabar su opinión, así como a los políticos locales para que se abra "un debate sin tabú" sobre el tema.

Cuando en noviembre de 2004 Sarkozy se mostró a favor de "hacer evolucionar" la ley de 1905 sobre el laicismo, el presidente francés, Jacques Chirac, reaccionó firmemente en contra de modificar ese texto que "ha contribuido profundamente a la paz civil en nuestro país".

El primer ministro, Dominique de Villepin, advirtió entonces, por su parte, de los riegos de "abrir la caja de Pandora".

"Mi República es una República viva, hecha de carne y corazón y de colores, una República múltiple, rica en su diversidad (…) que reconoce el derecho de creer o no creer", subrayó Sarkzoy en su artículo en La Croix.

Lo importante para él es que «no haya en Francia ciudadanos de segunda fila que serían 'menos iguales' que los otros y que, por ello, se replegarían en su comunidad».

"Para luchar contra el integrismo y el comunitarismo, es necesario que todas aquellas y aquellos que tienen fe puedan practicarla con igualdad (…) a condición de respetar el orden público", concluye el ministro.

Poco después de llegar al cargo, Sarkozy logró un tanto en algo en lo que habían fracasado sus antecesores: que las fracciones musulmanas de Francia creasen un Consejo de Culto Musulmán, el equivalente de la Conferencia Episcopal para los católicos.

El islám es la segunda religión en Francia, donde hay cuatro millones de musulmanes, es decir, el 6 por ciento de la población.

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