El coordinador general de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, alertó hoy de que el avance del laicismo sigue siendo una asignatura pendiente del Estado, en la que apenas se ha progresado en los últimos años
Llamazares inauguró una jornada de debate sobre laicismo organizada por Izquierda Unida en el Congreso de los Diputados.
Recordó que, al comienzo de la legislatura, se creó un grupo de trabajo formado por parlamentarios de casi todos los grupos parlamentarios para debatir políticas en ese sentido, pero que apenas ha tenido actividad.
En su opinión, la "herencia" de la transición democrática y la influencia de la jerarquía eclesiástica imponen un "seudo confesionalismo de hecho".
A ello contribuye, denunció, "la nueva derecha, que combina el ultraliberalismo económico, junto al ataque al Estado social y democrático de derecho". "La compensación de todo ello es la utilización de la moral católica como elemento de cohesión".
La estrategia de esa "nueva derecha" tiene, desde su punto de vista, tres elementos fundamentales: oposición a las leyes que extienden los derechos civiles, agitación mediática y en la calle frente a las políticas progresistas, y "su última trinchera, la defensa de sus privilegios".
Esos privilegios, concretados en el Concordato del Estado con el Vaticano, "prácticamente no se han modificado", ni para avanzar en la autofinanciación de la Iglesia, ni para reducir la presencia de la Religión en las escuelas, ni para atenuar el carácter de la Iglesia como sujeto de derecho internacional.
Llamazares concluyó que el avance del laicismo "sigue siendo una asignatura pendiente" y esbozó objetivos concretos: separación efectiva entre Iglesia y Estado, sometimiento de las confesiones y de las creencias a los derechos y libertades de los ciudadanos, a una "ética civil a la que tiene derecho el Estado", y el respeto real a todas las creencias en igualdad de condiciones.
