Los “moderados” acusan a los “radicales” de preparar deliberadamente a los jóvenes para el combate en nombre del Islam
Más de 20 clérigos islámicos han muerto abatidos a tiros en los últimos dos años en Mombasa, en el sureste de Kenia, según ha denunciado el grupo defensor de los Derechos Humanos Haki África, que teme que estas muertes sean ejecuciones por motivos religiosos.
Fuentes gubernamentales kenianas sostienen que todos los muertos menos uno estaban relacionados con el terrorismo y apoyaban al grupo terrorista islamista somalí Al Shabaab.
El Gobierno keniano ha negado las acusaciones contra las fuerzas de seguridad por la supuesta comisión de asesinatos extrajudiciales. El comisionado del condado de Mombasa, Nelson Marwa, ha asegurado a la agencia de noticias humanitarias de Naciones Unidas (IRIN) que "es fácil señalar con el dedo" aunque duda de que tengan "alguna prueba" que respalde sus alegaciones. Los grupos de defensores de los Derechos Humanos han pedido que se investiguen estas muertes.
Mombasa se ha convertido en un punto de reclutamiento para Al Shabaab, que centra sus labores de captación en las mezquitas y a través de los clérigos. Los jóvenes son el principal objetivo de este grupo terrorista, que ha llegado a radicalizar el conflicto hasta el límite de la yihad. Hussein Jaled, miembro de Haki África, ha lamentado que "en la competición por lograr seguidores, los moderados parecen estar perdiendo la batalla para convencer a los jóvenes". "Las matanzas de los imanes radicales está ganando su simpatía y apoyo", ha añadido.
Sheik Juma Ngao, representante del Consejo Asesor Nacional Musulmán de Kenia, ha descrito el reclutamiento como un auténtico "tráfico de seres humanos en el nombre de la yihad". Según Ngao, por cada joven que cruza la frontera, el reclutador gana el equivalente a 1.150 dólares. "No van a por los académicos sino por los pobres", ha añadido.
Jaled cree que el profundo malestar causado por el desempleo y la creciente percepción de injusticia entre algunos musulmanes de Mombasa, ignorados históricamente y que ya no se sienten "parte de Kenia", favorece la predisposición al reclutamiento. Además, la muerte de los clérigo en circunstancias sospechosas impulsa la radicalización. "Están haciendo esto porque creen que están siendo acosados, asesinados, y la única manera es contraatacar", ha precisado.
ENFRENTAMIENTOS ENTRE CLÉRIGOS
Las divisiones entre clérigos por las distintas interpretaciones ideológicas y el miedo a ser acusado de estar en el lado "erróneo" ha aumentado los roces entre los religiosos. Los "moderados" acusan a los "radicales" de preparar deliberadamente a los jóvenes para el combate en nombre del Islam, mientras que los salafistas condenan el silencio y la falta de indignación de sus correligionarios ante los asesinatos.
Haki África ha celebrado tres encuentros para intentar acabar con el "gran abismo de malentendidos". Sin embargo, la postura de ambas partes fue "dejadnos tranquilos para practicar nuestra interpretación", ha asegurado Jaled. También ha recordado que "no se puede separar" la radicalización de "la discriminación y la marginación de la región" y ha instado al Gobierno ha "comprometerse con el diálogo inter e intrarreligioso".
Ngao, que participó en las reuniones, ha respaldado las declaraciones de Jaled. "Estaban convencidos de que luchaban por la yihad y de que morirán por ella", ha dicho. "Decían: 'si no nos respaldas, déjanos en paz, no nos toques. Pero si nos tocas, te mataremos'", ha comentado.
El asesinato de Sheij Makaburi, un conocido líder de la controvertida mezquita Masjid Musa, suspendió las conversaciones en abril. La muerte de Sheij Mohammed Idriss, el presidente del Consejo de Imanes y Oradores de Kenia, abatido a tiros en junio, se ha interpretado como una venganza por la muerte de Makaburi.
El asesinato del empresario Shahid Bhat el pasado julio, cuando regresaba a su casa desde el aeropuerto, ha elevado todavía más las tensiones. Bhat había sido arrestado y acusado de financier operaciones terroristas en Mombasa y en la costa. Murió de un disparo a 200 metros de la comisaría de Changamwe.
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