En el mismísimo registro general de la Universidad de Granada (UGR), situado en el Hospital Real, sede del Rectorado, cuelga una imagen de Cristo. Es un crucifijo de dimensiones medias, que carece de valor artístico y no está catalogado, pero ocupa un lugar privilegiado en una oficina de atención al público de la institución académica. La imagen no pasa desapercibida y es lo primero que se encuentran de frente los ciudadanos que acuden al registro general de la Universidad.
No es el único símbolo religioso que conserva el Rectorado de la Universidad granadina. En esa misma oficina, en las paredes izquierda y derecha, según se entra, destacan sendas láminas enmarcadas de dos Vírgenes, que son reproducciones en blanco y negro de cuadros de Rafael de Urbino cuyos originales se encuentran en el Louvre. Ninguna de ellas tiene valor artístico ni forman parte de las obras catalogadas por la Universidad.
Esas dos estampas, de nulo valor, y el Cristo que preside la oficina de atención al público del registro general de la UGR, son tres de los cinco símbolos religiosos que conserva el Rectorado de una universidad que se supone aconfesional. Las imágenes ocupan lugares preeminentes. En el mismo zaguán del Hospital Real se encuentra un Cristo crucificado de grandes dimensiones (270 centímetros por 220). El crucifijo en cuestión tiene su valor. Es una talla en madera policromada, obra del Taller de Alonso de Mena, realizada entre 1630 y 1640 y significativa del primer Barroco granadino.
Ese crucificado es la primera imagen que perciben los visitantes al Hospital Real, donde otras imágenes religiosas ocupan lugares preferentes. En el Salón Rojo de la misma sede del Rectorado, que se usa para actos institucionales y académicos, existe otra talla religiosa: un crucificado, del tercer cuarto del siglo XVI, catalogado por la UGR como una de las obras más importantes de la segunda mitad del Quinientos que queda del patrimonio escultórico renacentista.
Demasiadas imágenes para una Universidad laica que no debería exhibir símbolos religiosos. Es lo que opina la Asociación Universitaria Uni-Laica Granada, que en las últimas semanas ha presentado cuatro escritos de denuncia ante el Rectorado, con la petición de que se retiren los símbolos existentes en la sede de gobierno de la institución académica.
“Se trata de cinco elementos de valor artístico dispar y que, con independencia de este valor, constituyen símbolos religiosos inequívocos”, explica el profesor Juan Antonio Aguilera Mochón, responsable de prensa de UNI Laica-Granada. “Esta independencia del valor artístico nos parece flagrante en el caso del crucifijo y las láminas enmarcadas del registro general, es decir, en estos casos no cabe coartada alguna que pueda usarse para justificar su presencia en un espacio público”, afirma, y subraya, tal y como consta en la denuncia remitida al rector, que la presencia de esos símbolos religiosos “atenta contra la aconfesionalidad del Estado que exige la Constitución, y contra la libertad de conciencia de los ciudadanos, por lo que la retirada del crucifijo y las láminas debe ser inmediata”.
Para Aguilera Mochón, cuestión distinta es el caso de los dos crucificados, que según sus fichas técnicas poseen un valor artístico que hay que preservar. Pero no en el Hospital Real. “Consideramos que el ámbito adecuado debe ser un espacio museístico y no el rectorado de la Universidad”, dice. El representante de UNI Laica-Granada entiende que esas obras deben exhibirse en un museo, que tenga condiciones óptimas para su mantenimiento. “El traslado de los símbolos religiosos a un museo no mengua para nada el valor de las obras religiosas que sí menguan el carácter aconfesional que debe tener un espacio de una universidad pública”, señala.
EL VALOR ARTÍSTICO COMO COARTADA
Fuentes consultadas por andalucesdiario.es afirman que la Universidad granadina utiliza con frecuencia como coartada el valor artístico de la obra para mantener símbolos religiosos en sedes académicas. Ocurre, por ejemplo, en la sala de reuniones del Decanato de Ciencias, que está presidida por un gran cuadro de la Inmaculada, mientras que en otros centros universitarios se han retirado vírgenes y crucifijos a petición de organizaciones como UNI Laica-Granada y después de cierta polémica.
De momento, el Rectorado no ha respondido a la petición de la organización que defiende una universidad laica. Tampoco lo hizo hace dos años, cuando el colectivo denunció que la Universidad amparaba actividades pseudocientíficas, como cursos de falsas terapias chinas, y cursos confesionales que se suspendieron cuando el tema transcendió públicamente pero cuya financiación quedó sin esclarecer.
Fue entonces cuando el colectivo UNI Laica-Granada, formado por alumnado, profesorado y personal de Administración y Servicios de la Universidad, elaboró un manifiesto para exigir que la institución académica respondiera a su carácter público y laico para desvincularla de lastres derivados del pasado nacional-católico y de nuevos peligros asociados a otras formas de confesionalismo. “España es un Estado aconfesional y, por tanto, sus instituciones públicas no pueden promover ni atacar en modo alguno ninguna religión o convicciones particulares”, afirma Juan Antonio Aguilera, quien considera que la Universidad pública, “como institución dedicada a la promoción del conocimiento humanista y científico, debe ser una entidad especialmente combativa en la defensa de la libertad de conciencia y debe involucrarse plenamente en garantizar la libertad de pensamiento y de expresión”.
El colectivo reclama que se retiren todos los símbolos religiosos que aún permanecen en espacios públicos de la Universidad, “espacios que son de todos y no de los afectos a ninguna creencia concreta”, entiende que no debe haber ningún espacio de culto propio de la Universidad y considera “que no es lícito que desde la institución académica se promuevan o convoquen actos como misas, procesiones o funerales religiosos”.
Archivos de imagen relacionados