COMENTARIO: No es esta una fórmula que respete la libertad de conciencia de quienes toman posesión, pues les obliga a definir sus convicciones o creencias al manifestar si quieren o no la presencia de símbolos religiosos, una obligación anticonstitucional (Art. 16.2 CE "Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su idología, religión o creencias"). Por eso ya propusimos hace años que en las tomas de posesión el que actúe de secretario o fedatario lea la fórmula "jura o promete…." y quien toma posesión sólo tenga que decir "sí", sin pronunciarse sobre la fórmula personal que adopta. Pero tampoco cumple con el principio de aconfesionalidad, neutralidad o laicidad, ya que el símbolo religioso en un acto institucional identifica y compromete al Estado, no es una cuestión personal. Por otra parte cabe preguntarse por la efectiva neutralidad de estos magistrados del Tribunal Constitucional, que hacen pública su creencia, y que después han de juzgar y decidir sobre vulneración de derechos ante la presencia de símbolos religiosos, la religión en la escuela,…
La llegada al trono de Felipe VI se está apreciando ya en algunos detalles protocolarios, como la posibilidad que desde hoy da la Casa del Rey a los nuevos miembros de las instituciones que juran o prometen el cargo en Zarzuela para hacerlo ante la Biblia y el crucifijo o sin ambos símbolos religiosos.
El fiscal Antonio Narváez Rodríguez ha jurado hoy ante el Rey el cargo de magistrado del Tribunal Constitucional, y la ceremonia celebrada en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela ha seguido formalmente el mismo procedimiento que en ocasiones anteriores.
En el centro de la sala había una mesa donde reposaban un ejemplar de la Biblia, otro de la Constitución y un crucifijo colocado entre ambos.
Sin embargo, la disposición del libro sagrado y el crucifijo obedece en este caso a la voluntad del nuevo alto cargo, porque se le ha ofrecido la posibilidad de elegir si quería o no que estuvieran allí mientras pronunciaba la fórmula del juramento.
Hasta ahora, los nuevos cargos, fueran miembros del Gobierno o representantes de las altas instituciones del Estado, tenían la opción de jurar o prometer cumplir sus obligaciones, pero no podían intervenir en la disposición de los elementos simbólicos exhibidos en el acto.
Fuentes de la Casa del Rey han explicado que se trata de dar cumplimiento a lo establecido en la Constitución en materia de libertad religiosa.
Por lo demás, la fórmula seguirá siendo la misma: "Juro (o prometo) cumplir fielmente las obligaciones del cargo de (el que corresponda en cada ocasión) con lealtad al Rey y guardar y hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado".
Antonio Narváez ha jurado ante una Biblia colocada a su izquierda, abierta por el Libro de los Jueces, y ante otro de la Constitución que mostraba el artículo 159 del Título IX, referido al Tribunal Constitucional.
Frente a él, en la mesa estaba situado el crucifijo que siempre se ha visto en estas ceremonias protocolarias y que en el futuro podrá desaparecer si así lo considera oportuno quien presta juramento o promesa.
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