La lista de los «infiernos» en la Tierra donde millones de cristianos luchan por vivir su fe suele estar encabezada en el «ranking» de las organizaciones internacionales por naciones como China, Arabia Saudí, Nigeria, Sudán o Egipto. El clima ideológico de todas esas naciones, que sirve de caldo de cultivo para la persecución o la matanza de cristianos, es el rechazo de los valores de libertad y tolerancia religiosa, que explica fenómenos como el de las «caricaturas danesas», o la presión de la Conferencia Islámica para que se legisle contra la blasfemia.
Arabia Saudí: Vuelta a las catacumbas
Más de un millón de cristianos, en su inmensa mayoría católicos procedentes de regiones pobres de Asia, trabajan y residen en Arabia Saudí. El gobierno, dócil ante el clero radical wahabí, prohíbe no sólo las iglesias sino también la reunión de cristianos para rezar. Los casos de detención, tortura y expulsión de emigrantes por su práctica religiosa son muy frecuentes. El millón de católicos que trabaja en las ciudades y explotaciones petrolíferas no tiene posibilidad de oír misa (Arabia Saudí es una versión moderna de las catacumbas), ni cuenta con sacerdotes para los sacramentos.
Nigeria: Diez años de sharía, doce mil muertos
Sudán: Tras el biombo de Darfur
Desdibujado bajo el mediático Darfur, el conflicto entre el norte de Sudán —de mayoría musulmana y árabe— contra el sur del país —cristiano y animista— se ha convertido en los últimos años en una de las crisis humanitarias más olvidadas del planeta. Un enfrentamiento, fomentado por el Gobierno islamista de Omar al Bashir, que se ha cobrado la vida de cerca de dos millones de personas, la mayoría de ellas bajo un salvajismo extremo. Éste es el caso de la localidad de Tombura Yambio, donde a finales del pasado año decenas de cristianos fueron crucificados vivos, según denunciaba Hiiboro Kussala, uno de los obispos locales.
China: El partido comunista es el único Papa
Egipto: La desgracia de ser copto