"Los cristianos de Tierra Santa denunciamos las políticas discriminatorias por parte de Israel contra nuestra comunidad",reza la misiva, dirigida a la jerarquía cristiana en la zona.
El texto asegura que algunas tradiciones "han sido amenazadas, minimizadas e imposibilitadas" en los últimos seis años "debido a las restricciones impuestas por la Policía de ocupación israelí".
Es el caso de la ceremonia del Sábado del Fuego Sagrado, celebrada desde el siglo XII en el techo del Patriarcado Ortodoxo Griego, en Jerusalén.
Los firmantes, principalmente de Jerusalén y Belén, critican además al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y al presidente, Simón Peres, por defender que sólo el Estado judío puede mantener en Jerusalén la libertad de culto para las tres principales religiones monoteístas.
"Se niega a los cristianos la práctica libre de su religión a través de bloqueos de calles en la ciudad antigua, presencia policial con ametralladoras, así como trato rudo y hostil por parte de oficiales de Policía y el Ejército", señalan.
Por el contrario, agregan, "la potencia ocupante israelí permite a los judíos acceder libremente a sus templos, incluso al extremo de imponer severas restricciones en la vida diaria de los palestinos, incluyendo toques de queda y cierres forzados".
Por ello, las organizaciones palestinas cristianas en Jerusalén oriental "han iniciado un proceso legal para preservar el derecho de acceder libremente" a sus iglesias y lugares sagrados.
"Que Dios termine con el sufrimiento del pueblo palestino; traiga justicia a esta sufrida tierra y paz a todo el mundo", concluye el texto, rubricado entre otros por el diputado Bernard Sabella y el director de la Unidad de Apoyo a las Negociaciones de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Issa Kassisieh.