Un cura de la parroquía "Nuestra Señora de Pompeya" de Barrio Belgrano pidió ayer disculpas a Dios, a las víctimas y a sus familiares. Un docente que fue víctima recibió un resarcimiento de $ 200.000. El padre Raúl Lutz se hará cargo de la Parroquia.
La revelación realizada ayer por La Capital de los casos de acoso sexual y abuso de autoridad en la parroquia "Nuestra Señora de Pompeya" tuvieron rápida confirmación. Previo al inicio de la misa de la mañana, un sacerdote se paró en el altar de la iglesia de Mendoza 5160 y, ante varias decenas de fieles, pidió "perdón a Dios, a las víctimas, a las familias de las víctimas y a la comunidad", y confirmó los detalles del caso publicados por este diario en la edición del domingo. También confió que "Dios nos dé la suficiente lucidez para perdonar".
Fue una mañana agitada en la parroquia. Las puertas se abrieron poco antes de las 10 y cuando la sala donde se iba a impartir la misa del domingo estaba con la mitad de los asistentes, el padre Félix, ayudante del párroco, se dirigió a los presentes: "No podemos comenzar la misa sin hablar de lo que salió publicado hoy en el diario La Capital: Las denuncias contra el hermano Reynaldo. Después de haber tomado conocimiento en aquel momento de los hechos (por los) que responsabilizaban al hermano Reynaldo, puntualmente acoso, acoso sexual y abuso de autoridad, se tomaron las medidas correspondientes, y mientras tanto el Arbozispado de Rosario le levantó las licencias eclesiásticas".
PROCESO ABIERTO
El padre Félix también confirmó que la orden a la que pertenece el sacerdote abusador le pagó un resarcimiento moral de $ 200 mil a un docente que figura entre sus víctimas, tal cual lo había detallado ayer La Capital. "Es verdad, la congregación consideró que era necesario ese resarcimiento económico a una de las víctimas. Eso es una situación que así lo consideró y se hizo. Bueno, queremos ciertamente pedir perdón a las víctimas, a las familias de las víctimas y, en especial, queremos pedir perdón a la comunidad, esta comunidad de la familia que a raíz de los actos, de las conductas indeseables y no queridas de este hermano sacerdote, ha causado daño (sic)".
"Vamos a hacer esta eucaristía pidiendo perdón a Dios, porque los sacerdotes estamos llamados a ser modelos de conducta, modelos de vida y a veces tenemos que enfrentar situaciones como estas. Dios nos va a dar la fortaleza, nos va a dar la suficiente lucidez y de un modo especial un corazón misericordioso para perdonar, para que se perdone también. Bueno, en ese contexto queremos ofrecer esta eucaristía", sintetizó el padre Félix.
A renglón seguido, y ante un auditorio en el que reinó el silencio, destacó que desde ese momento "no pudo celebrar eucaristía, confesar ni administrar los sacramentos". También detalló que el Arzobispado le pidió a la Congregación, por ser sacerdote, iniciar un proceso canónico, que todavía está abierto. "Y directamente dispuso que el padre Reynaldo tuviera un año sabático, con acompañamiento psicológico y espiritual".
SANAR LAS HERIDAS
Una vez iniciada la ceremonia religiosa continuaron entrando feligreses, aunque la sala no llegó a llenarse. Mientras el monaguillo decía su discurso, los fieles no se inmutaron, salvo una señora que movía insistentemente su cabeza hacia los costados en señal de negación o rechazo. No quedó claro si a la publicación de La Capital o a los casos de abuso del padre Reynaldo.
Durante la ceremonia, el cura párroco Zanier en ningún momento hizo mención explícita al escándalo. Justo ayer se celebró el segundo domingo de Cuaresma, un tiempo de "conversión", en el que el hombre pasa de la "oscuridad a la luz".
En un pasaje, el cura se refirió a que "hay momentos en que el hombre atraviesa por la oscuridad, las dudas, los pecados, y necesita la ayuda de Cristo para ver la luz". Entonces pidió que Cristo ayude a conducir la congregación y "sane sus heridas", frase que repitió varias veces durante la misa.
En el sermón también se hizo tiempo para criticar a los gobernantes argentinos, porque cada vez "producen más pobreza y marginación" y no se olvidó de orar por otros hermanos, "los del vecino país de Chile".
El discurso, de unos pocos minutos, fue pronunciado mientras el sacerdote principal, Fernando Zanier, aguardaba parado en la otra punta de la iglesia, de espaldas a la puerta, preparado para entrar y comenzar la misa.
LLEGA UN NUEVO PÁRROCO
Los casos de abuso de autoridad y acoso sexual por parte de un cura de la parroquia "Nuestra Señora de Pompeya" revelados ayer por La Capital tendrán desde hoy una instancia decisiva con la llegada de un nuevo párroco. El sacerdote se llama Raúl Lutz y, según aclararon ayer fuentes eclesiásticas a este diario, "no asume ya formalmente como párroco", sino que viene a vivir en la parroquia y, cuando al arzobispo José Luis Mollaghan lo decida, será nombrado como titular de Pompeya.
Ayer, en tanto, el padre Félix, el sacerdote que asiste al párroco a cargo de esa comunidad, Fernando Zanier, les pidió públicamente perdón a los feligreses por los casos de acoso sexual y abuso de autoridad que motivaron el desplazamiento de quien condujo los destinos de esa comunidad al menos hasta octubre de 2008.
Se trata de hechos que vienen conmocionando a la comunidad parroquial ubicada en Mendoza 5160 desde esa época, pero que hasta la publicación de ayer de La Capital habían logrado mantenerse en secreto. El acusado de todos los casos es quien se desempeñaba como sacerdote en el lugar y era el representante legal del establecimiento escolar, el canónigo Reynaldo Narvais, de 46 años.
DESDE ADENTRO
Fueron las incriminaciones de la propia comunidad religiosa las que responsabilizaron al padre Reynaldo de acoso sexual y abuso de autoridad contra al menos ocho personas de la parroquia y del colegio, entre ellas un docente y un menor de edad con discapacidad mental.
Algunas de las víctimas declararon bajo acta que obra en libros de la congregación que "no habían hablado antes por temor a perder el trabajo", y dijeron que como el padre Reynaldo era su jefe tuvieron mucho temor. Pero fue un profesor de la escuela quien brindó los mayores detalles en su testimonio sobre el acoso sexual.
Narvais fue separado de la comunidad de Rosario y pasó un "año sabático", teniendo prohibido realizar toda labor pastoral. No obstante fue ubicado —siempre por breves períodos— en distintos conventos y casas de retiro del país, en alguna de las cuales se encuentra actualmente, mientras se hacen gestiones para trasladarlo a Europa.
UNA HISTORIA SECRETA
La Capital publicó en su edición de ayer los detalles del caso, más sus repercusiones hacia el interior del colegio administrado por los Canónigos Regulares de Letrán. Se trata de una congregación que tiene 350 sacerdotes y religiosos en Argentina, con sus casas principales en Salta y Jujuy. Además desarrolla su labor pastoral en Buenos Aires, donde tiene un seminario de formación.
En Rosario tenía también a su cargo la parroquia San Miguel Arcángel, de 9 de Julio y Cafferata, la que hace algunos años entregaron al Arzobispado. Ahora sólo regentea la parroquia y el colegio de Mendoza 5160.
La sede central de la orden está en Roma, donde ocupa el cargo de superior general Bruno Giuliani.
VÍNCULOS CON STORNI
Para hoy está prevista la llegada a Rosario del nuevo párroco, que fuera recientemente nombrado en el marco de lo que en la congregación lateranse llaman un "capítulo general".
La fecha tentativa de asunción es el domingo 14 de marzo, aunque todavía no fue confirmada ni por la secretaría de prensa ni por la secretaría de la curia.
Lutz sucede al actual administrador parroquial Fernando Zanier, y al igual que éste también tiene vínculos con el ex arzobispo de Santa Fe, Edgardo Gabriel Storni.
El actual párroco habría recibido la formación inicial en el seminario arquidiocesano que por entonces regenteaba el hoy destituido arzobispo. En el caso del padre Lutz la relación es indirecta. Su primo, el padre Alejandro Bovero, quien actualmente es párroco de Jesús Sacramentado (provincia de Santa Fe), en sus primeros años de sacerdocio fue secretario de monseñor Storni,