Esos integristas católicos trabajan para tener a «nuestros hombres en todas partes, en todas las capas sociales, en todas las posiciones que permitan conocer los resortes del mecanismo del Estado».
A simple vista, la Fundación Nuevas Generaciones (FNG) es una de las tantas usinas de pensamiento del PRO. En ella, se funden el duhaldismo residual y los macristas de la primera hora. Sin embargo, su verdadera importancia recién se llega a comprender cuando se identifica la relación de complementariedad que existe entre la FNG y la Fundación Civilidad, una institución que aloja a varios ultraconservadores católicos que formaron parte de Verbo, órgano de difusión de la Ciudad Católica (CC), un grupo integrista fundado en 1959. Ya entonces exponían sus objetivos: lograr “una difusión capilar de las ideas” por medio de personas que estén situadas en lugares clave del Estado.
Los continuadores de la CC estuvieron entre quienes crearon en 2010 la FNG que en sus comienzos tuvo al ex presidente Eduardo Duhalde como principal impulsor. Pero el ocaso político el ex gobernador bonaerense contribuyó a que paulatinamente la fundación se fuera alineando al servicio del jefe de Gobierno porteño.
La primera plana de FNG está compuesta por Julián Obiglio, ex diputado nacional del PRO y actual presidente de la fundación; Diego Guelar, secretario de Relaciones Internacionales del PRO, y los diputados nacionales macristas Federico Pinedo, Jorge Srodek y Pablo Tonelli. Emergen también otros nombres históricamente vinculados con el duhaldismo y el menemismo. Entre ellos Alfredo Atanasof, jefe de Gabinete durante la presidencia de Duhalde; y Carlos Brown, diputado nacional por FE y lugarteniente de Duhalde en el territorio bonaerense. A los anteriores se suman Armando Caro Figueroa, ministro de Trabajo de Carlos Menem; Ramón Puerta, ex gobernador de Misiones y presidente por dos días en 2001; Enrique Thomas, ex diputado nacional duhaldista; y Luis Lusquiños, jefe de Gabinete durante el lapso que gobernó Adolfo Rodríguez Saá. Mención aparte para Gustavo Ferrari, ex integrante de Verbo, ex diputado denarvaísta y actual asesor general de la gobernación de Buenos Aires. No casualmente la provincia acaba de firmar con la Universidad Católica Argentina (UCA) un convenio para “el fortalecimiento de los aspectos jurídicos”.
En los “cocteles” que organiza FNG se suele ver a Guillermo Borda, hijo homónimo del ministro del Interior del general Juan Carlos Onganía; al presidente del Banco Ciudad, Rogelio Frigerio; y al rector de la Universidad Austral, Diego Blasco Funes. En 2011 Obiglio reemplazó en la Cámara Diputados a Esteban Bullrich para que éste asumiera como ministro de Educación porteño. Vale recordar que Bullrich se hizo cargo de la cartera educativa cuando no pudo concretarse la llegada a ese cargo de Abel Posse, otro profesor de la FNG. Obiglio, Pinedo y Guelar forman parte del think thank oficial del macrismo: la Fundación Pensar.
La revancha de los integristas
FNG no es más que una sola cara de la moneda. En la otra se encuentra la Fundación Civilidad. Ambas se complementan. Mientras Civilidad traba relaciones con municipios y provincias, FNG lo hace con organizaciones internacionales –como Interamerican Institute for Democracy, dirigida, desde Miami, por Guillermo Lousteau Heguy, padre del ex ministro de Economía– y apunta a la formación de “equipos de profesionales que serán esenciales para los gobernantes de los próximos años”.
Civilidad nació como una publicación que en 1981 ya era promocionada desde Verbo. En sus comienzos la revista pertenecía al Instituto Alberto De Nápoli, nombre adoptado en reconocimiento al interventor de Pergamino entre 1967 y 1973. De Nápoli sostenía lo que hoy se dice desde Civilidad: “La descentralización del poder estatal a favor de la comunidad organizada a través de los cuerpos intermedios, coinciden con el verdadero progreso político, salvaguardando la más auténtica representatividad democrática”.
Abrevando en el legado de la Ciudad Católica, Civilidad disemina la doctrina comunitarista, que imperó durante la primera etapa del régimen militar de la Revolución Argentina, encabezado por el general Juan Carlos Onganía.
La Ciudad Católica, fundada en el país a fines de la década del 50, alcanzó la cima en 1966, cuando Roberto Mateo Gorostiaga, ex presidente del Rotary Club y director de Verbo, quedó al frente de la Secretaría de Estado de Promoción y Asistencia de la Comunidad (Sepac). Desde la Sepac se procuró implementar el comunitarismo, publicitado como la tercera posición entre el “desorden liberal” y el “colectivismo estatista”. Para Primera Plana (agosto de 1968), no era otra cosa que “corporativismo fascista”.
Esta doctrina ve en el principio de subsidiariedad la posibilidad de instituir cuerpos intermedios para que el Estado no intervenga y, de esta manera, se puedan crear las condiciones para la aparición de una “representatividad natural, orgánica, desprovista de facciosos ideologismos y motivada exclusivamente en la vocación de servicios a la comunidad”. Tal definición pertenece al abogado devenido pintor y reemplazante de Gorostiaga en Verbo, Adalberto Zelmar. En octubre de 1972, la tapa de esta revista proclamaba: “El Municipio. Base de una Restauración Nacional”.
Uno de los alfiles de Civilidad es el profesor de la Universidad del Museo Social Argentino y la UCA, el médico Ignacio Garda Ortiz, quien fuera el último director de la revista Verbo en la década del 90. La periodista francesa Marie Monique Robin, en Los Escuadrones de la Muerte, señala que en Tucumán 1561, de la ciudad de Buenos Aires, no sólo está domiciliado el médico Ignacio Garda Ortiz –ex director de Verbo– sino que allí funciona Civilidad, y es uno de los últimos sitios donde vivió el sacerdote francés Jorge Grasset quien, apadrinado por el obispo Adolfo Servando Tortolo desde sus años como obispo de Paraná, fue una pieza clave a la hora de insuflar en la cúpula castrense la justificación espiritual de la tortura, tal como lo había hecho durante la guerra de Argelia. (Ver, El soldado de Cristo, Página/12, 17/11/13)
Garda Ortiz, quien acompaña a sol y sombra al abogado Pablo María Garat, presidente de Civilidad, integrante de FNG y a cargo de uno de sus cursos para jóvenes, participa habitualmente en mesas de debate que organizan Coninagro y la Sociedad Rural. Junto a otros, ambos encabezaron el Seminario Régimen Municipal y Desarrollo Local, brindado en Salta el 16 de octubre de 2012 con la participación estelar del gobernador Juan Manuel Urtubey. El encuentro se realizó con el apoyo de la Fundación Hanns Seidel, llamada así en honor al creador de la Unión Social Cristiana de Baviera.
Este tipo de cursos fue dado también a nivel local, en Paraná (Entre Ríos), San Martín de los Andes y Cutral-Có (Neuquén), Río Grande (Ushuaia), Córdoba Capital, Marcos Juárez y Río Cuarto (Córdoba), Ciudad de San Juan (San Juan), Trelew y Comodoro Rivadavia (Chubut), San José de Metán (Salta) y Río Turbio (Santa Cruz). El mismo grupo colaboró en la preparación de las convenciones constituyentes de los gobiernos provinciales de Chaco, Tierra del Fuego, Córdoba y San Juan. Garat fue uno de los expositores del Primer Congreso Internacional de Abogacía Estatal, Local y Federal, organizado por la Procuración General porteña en junio de 2013.
Asimismo, Civilidad comparte ponentes con la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, organización lefebvrista que tiene sede en La Reja (Moreno). Uno de sus integrantes es el ex subsecretario de Culto del gobierno de Menem, Luis Roldán. Junto a Javier Varani, este ex colaborador menemista tiene a su cargo aportar su conocimiento sobre Participación ciudadana y sistemas electorales.
Ambas fundaciones, Nuevas Generaciones y Civilidad, trabajan silenciosa y mancomunadamente para cumplir con uno de los principales preceptos de la Ciudad Católica: tener a “nuestros hombres en todas partes, en todas las capas sociales, en todas las posiciones que permitan conocer los resortes del mecanismo del Estado”.
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