La editorial Penguin se adelanta a los tribunales, que deben fallar sobre una querella que acusa a la autora de atacar a esa religión
Una ola de indignación ha surgido entre escritores e intelectuales dentro y fuera de India porque la editorial Penguin India ha aceptado retirar y destruir todas las copias a la venta del libro The Hindus: an alternative history, (Los hindúes: una historia alternativa), de la académica Wendy Doniger.
Tras una batalla legal de cuatro años, la editorial no ha esperado el veredicto del tribunal y ha llegado a ese acuerdo sin hacer ningún comentario a la prensa. La demanda es de Shiksha Bachao Andolan, una organización civil que busca “una educación basada en valores”. Desde 2011 acusa a la autora, profesora de la Universidad de Chicago, de declarar al Ramayana —uno de los textos sagrados del hinduismo— como ficción y tener “un fervor cristiano y una agenda oculta para denigrar a los hindúes y a enseñar su religión bajo una pobre luz”. El código penal indio prohíbe “actos deliberados y maliciosos” que insulten la religión.
Tras la noticia, varios intelectuales de han condenado la acción de Penguin India, entre ellos Arundhati Roy, una de sus autoras estrella y una de las escritoras indias más reconocidas a nivel mundial. La ganadora del Booker Prize por El dios de las pequeñas cosas dirigió una carta abierta a su editorial en la que cuestionaba su acción: “Ustedes han publicado a algunos de los mejores escritores de la historia y los han apoyado como deben hacer los editores: defendiendo la libertad de expresión a pesar de todo. Ahora que no hay fatua, ni prohibición, ni siquiera una orden del tribunal, se han humillado firmando un acuerdo. ¿Por qué? Ustedes tienen todos los recursos para pelear una batalla legal. Si hubieran defendido su postura, se hubieran ganado todo el apoyo de la opinión pública educada”, cuestionó Roy.
La organización de escritores PEN también protestó por la decisión de Penguin India de no esperar al veredicto judicial, ya que “reduce el discurso intelectual indio y mina significativamente el derecho a la libertad de expresión”. Desde Estados Unidos, el Circulo Nacional de Críticos pidió a Penguin a “revertir su deplorable decisión”.
La escritora, Wendy Doniger, aseguró estar enojada, decepcionada y “preocupada por lo que se vaticina para la libertad de expresión en India y por el empeoramiento progresivo del clima político”. Sin embargo no culpa a su editorial, de la cual cree que hizo todo lo posible por salvar el libro en los tribunales. “Fueron vencidos por el verdadero villano: la ley india que hace una ofensa criminal publicar un libro que hiera a los hindúes”. Asegura que esto pone peligro la seguridad de cualquier escritor y editor, no importa lo absurda que sea la acusación contra los libros.
En el prefacio de The Hindus, Doniger asegura que parte de su intención de escribir una historia alternativa era “mostrar que los grupos que la sabiduría convencional cree que fueron oprimidos y silenciados y no fueron parte del desarrollo de la tradición —como mujeres y parias— sí que contribuyeron al hinduismo”. En cambio, la acusan de promover una “mentalidad de odio”.
En India hay otros libros que han sido censurados. Úlitimamente The Beautiful and the Damned, de Siddhartha Deb, fue publicado sin su primer capítulo, mientras The Descent of Air India de Jitender Bhargava fue quitado de circulación por una demanda. En 2009, Sari rojo, del español Javier Moro, no fue publicado en India. Según el autor, “no se quería que se contase la historia de los orígenes italianos de Sonia Gandhi, al frente del Gobernante Partido del Congreso, porque es su talón de Aquiles”. Aunque en ese caso el motivo fue más político que religioso: la falta de libertad de expresión en la India es un síntoma de una democracia defectuosa en la que una minoría tiene bajo su bota a una inmensa mayoría, afirma.
Así como Wendy Doniger, también Moro se alegra de que en la era de internet “ya no es posible censurar libros”. La escritora apunta que The Hindus está disponible en la red y que ahí la gente de India podrá leer libros de todo tipo, incluso aquellos que pueden ofender a los hindúes más radicales.
Un grupo de hombres hindúes participa en un ritual de iniciación en la ciudad india de Allahabad, el pasado 8 de febrero. / ap
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