Han muerto una decena de inmigrantes subsaharianos que pretendían entrar en Ceuta. La Guardia Civil lanzó salvas al aire, “nunca a los cuerpos, con intención disuasoria”, dicen los guardias civiles. Pero hay versiones de que también hubo disparos con pelotas de goma y gases para impedir como fuere que llegaran a su destino los subsaharianos. En Melilla continúa funcionando la verja de las cuchillas y, a menudo, la Guardia Civil azuza a los inmigrantes sin papeles.
Condenando el aborto
Oímos o leemos cada dos por tres a clérigos, monseñores y, en general, meapilas, condenando al aborto. Mientras tanto, el PP -vía ministro Gallardón- acaba de aprobar un proyecto de ley del aborto muy restringida y prácticamente caduca, que ha sido rechazada por la mayoría ciudadana, especialmente la femenina.
Abuso sexual a niños
La Iglesia católica, que arrastra -aquí y en todo el orbe cristiano conocido- la pederastia o el abuso sexual a niños y a adolescentes, reitera una y otra vez que el aborto es un crimen o algo similar. Lo dicen hasta la saciedad, y dale que dale, como si las mujeres fueran asesinas. Las mujeres continúan siendo tabú, según los jerifaltes eclesiásticos. Y por ello se les prohíbe que sean sacerdotisas, párrocas, obispas, cardenalas y mamas.
No los bendicen
Hablan los capellanes y sus superiores del aborto y lo maldicen. O no los bendicen. Lo mismo hacen con la homosexualidad. ¿Y qué hacer con los homosexuales, las lesbianas y etcétera? Pues no contestan. Y en el mejor de los casos se diluyen en vaguedades y frases hueras. Les parece una infamia el aborto, pero no se les oye casi nunca proteger de verdad a los inmigrantes cuyo único delito es el hambre y la miseria.
Los más débiles
Hay sectores de la Iglesia que sí tienen sensibilidad social y que ayudan a los más débiles. ¿Pero qué obispo, arzobispo o cardenal ha salido exigiendo al Gobierno que los inmigrantes sin papeles no deben morir yendo hacia la tierra prometida?
PD. El Papa Francisco no puede llegar a todo en su formidable propósito de cambiar de arriba abajo una Institución obsoleta y lamentablemente podrida en muchas de sus partes. ¡Pero no nos defraudes, Francisco!
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