Este 28 de agosto, el último vuelo con cristianos de Etiopía que habían demostrado su identidad judía, los Falashmoras, aterrizó en el aeropuerto Ben Gourion en Israel. Después de 38 años de emigración en Tierra santa en virtud de la Ley del retorno, las autoridades de Tel-Aviv decidieron parar esta emigración siendo sin embargo de la más legítima de un punto de vista histórico.
¿Los Falashmoras, sucesores de los Falashas, ya no son más los bienvenidos sobre la tierra de sus antepasados, si es que lo fueron realmente?
La última Aliyah colectiva de los Falashmoras, estos cristianos etíopes que habían podido probar sus orígenes judíos, ha llegado. Israel cierra el capítulo de la inmigración organizada. Una página de la historia del pueblo judío se cierra. Sobre decisión de las autoridades israelíes, la entrada colectiva de los judíos etíopes en Tierra santa es prohibida en adelante.
Las peticiones deberán hacerse en lo sucesivo de forma individual, y serán tratadas caso por caso por la Agencia judía. Desde 1975 cuando se reconoció su identidad judía por parte del gobierno de Yitzakh Rabin, los Falashas – o Beta Israel-, luego los Falashmoras, dejaron Etiopía de forma numerosa. Serían hoy unos 120 000, de los cuales 80 000 habrían nacidos en Israel.
Una historia ancestral
Hay que esperar 1859 para que los judíos de Etiopía sean conocidos por Occidente con motivo del viaje de misioneros protestantes de laLondon Society fuero Promoting Christianity Among the Jews, especializado en la conversión de los judíos. Etiopía es entonces poblada sin embargo por millares de judíos negros desde los tiempos ancestrales. Varias versiones circulan en cuanto a sus orígenes, la más difundida cuenta que son los descendientes de los antiguos hebreos instalados en el cuerno de África. Se consideran descendientes del hijo del rey Salomón y de la reina de Saba.
La política de conversión empezada por los misioneros provoca rápidamente una reacción por parte del mundo judío occidental. Desde los finales del siglo XIX, la Alianza israelita universal propone a los judíos de Etiopía regresar a Tierra santa. Para prepararlos al regreso, escuelas judías son creadas en Etiopía. Un largo paréntesis de negativa de reconocer los Falashas como judíos se establece a continuación de la creación del Estado de Israel hasta el mediado de los años 1970.
En abril de 1975, los judíos etíopes gozan por fin plenamente de la ley del retorno, permitiendo a todo judío en el mundo de inmigrar a Israel. La vuelta de los judíos negros de Etiopía a Tierra santa cumple la antigua profecía bíblica según la cual el Dios de Israel haría devolver su pueblo, exiliado a Etiopía, al país de sus antepasados, el Estado actual de Israel.
Pero el aflujo el más importante de Falashas – que significa " exilado" o "inmigrado" en amárico-en Israel se sitúa en los años 1980. En 1984 y 1986, las operaciones clandestinas Moisés y Joshua revelan al mundo entero la existencia de estos judíos negros. A la época, cerca de 9 000 Falashas son repatriados de Etiopía dónde se padece una hambruna sin precedente bajo la dictadura comunista de Mengistu. En 1991, en el momento de la operación Salomón, unos 14 400 judíos etíopes son llevados secretamente a Israel en menos de 48 horas.
Una población al margen de la sociedad israelí
Sin embargo, la política de integración de los judíos extranjeros en Israel siempre fue de las más feroces, y sobre todo hacia los etíopes, asimilados sin razón a una inmigración africana ilegal en gran escala proveniente de Eritrea o de Sudán. Pero los Falashmoras no son unos inmigrados ilegales. Hasta este 28 de agosto 2013, aproximadamente 150 a 200 judíos etíopes llegaban cada mes en Tierra santa.
En Israel, Falashas y Falashmoras no tuvieron casi nunca la posibilidad de ser integrados con los mismos derechos que otros emigrantes judíos. Por cierto, este año, por primera vez, una mujer de origen etíope accedió al nivel de diputada, Pnina Tamano-Shata, 31 años. Alcanzó así a algunos de sus raros colegas de origen etíope.
Aunque los judíos venidos de Etiopía pueden enorgullecerse de que Miss Israel 2013 sea una de los suyos, son perpetuamente víctimas de racismo y de discriminaciones en el seno de la sociedad. Son así cada vez más arrinconados en guetos. En ciertas ciudades como en Oro Yehuda, al Este de Tel Aviv, los alcaldes niegan el establecimiento de estos judíos-negros considerando que un" umbral de tolerancia » ha sido sobrepasado, temiendo una bajada del nivel escolar y una subida de la delincuencia en su municipio.
Un sondeo publicado en 2005 porEl Jerusalem Post revelaba que el 43 % de los israelíes no querían que uno de los suyos esposara un miembro de la comunidad Falasha. Hoy, más de 50 % de los Falashas / Falashmoras viven debajo del umbral de pobreza, según las Naciones unidas, cuando solamente el 16 % de la población judía israelí en su totalidad vive debajo de este umbral.
Otro ejemplo, y no de los menores del drama de esta no integración: en 2012, el muy serio y muy importante periódico israelí Haaretz revela un escándalo sin precedente que afecta los Falashas. Las autoridades de Tel Aviv forzaron a las mujeres falashas que tomaran un anticonceptivo con efectos a largo plazo si deseaban acceder al territorio. En diez años, el índice de natalidad en el seno de la comunidad falasha en Israel ha caído de la mitad.
(A pesar de ser tan puritanos, tan ortodoxos, e integristas prohibiendo el aborto, y el control de la natalidad no se ha oído protestar a los barbudos religiosos estudiosos del Talmud y de la Tora sobre estas prácticas. Nota del traductor-)
Además, aun que no les guste a los puristas religiosos israelíes, los Falashas practican un judaísmo arcaico muy distinto del judaísmo practicado en Israel. Basta con ver en las calles de Jerusalén a sus jefes religiosos que no son rabinos sino sacerdotes.
En Etiopía, es una parte de la Historia que se muere
Con la prohibición este 28 de agosto de emigrar a Tierra santa, millares de Falashmoras se encuentran en lo sucesivo bloqueados en Etiopía, por no haber podido probar su identidad judía.
Serían, según las fuentes, entre 10 000 y 15 000, principalmente situados en las regiones de Gondar y de Woleka. Rechazados durante siglos, han sido expulsados de sus tierras y se hicieron alfareros. Hoy, conversiones al cristianismo y el matrimonio mixtos conllevan el fin de la comunidad. Y los cristianos se volvieron mayoritarios en esta cuna histórica del judaísmo negro
Opération Salomon, en 1991.ISRAELI TSVIKA, GPO/WikimediaCommons
Le dernier voyage des Falashmoras d'Ethiopie vers Israël
Ce 28 août, le dernier vol embarquant des chrétiens d’Ethiopie ayant prouvé leur judéité, les Falashmoras, a atterri à l’aéroport Ben Gourion en Israël. Après 38 années d’émigration en Terre sainte en vertu de la Loi du retour, les autorités de Tel-Aviv ont décidé de stopper cette émigration pourtant des plus légitimes d’un point de vue historique. Les Falashmoras, successeurs des Falashas, ne sont plus les bienvenus sur la terre de leurs ancêtres, mais l’ont-ils déjà réellement été ?
La dernière Aliyah collective des Falashmoras, ces chrétiens éthiopiens ayant pu prouver leurs origines juives, est arrivée. Israël ferme le châpitre de l'immigration organisée. Une page de l’histoire du peuple juif se tourne. Sur décision des autorités israéliennes, l’entrée collective des juifs éthiopiens en Terre sainte est désormais interdite.
Les demandes devront désormais se faire de façon individuelle, et seront traitées au cas par cas par l’Agence juive. Depuis 1975 et la reconnaissance de leur judéité par le gouvernement de Yitzakh Rabin, les Falashas –ou Beta Israel-, puis les Falashmoras, ont quitté en nombre l’Ethiopie. Ils seraient aujourd’hui 120 000, dont 80 000 nés en Israël.
Une histoire ancestrale
Il faut attendre 1859 pour que les juifs d’Ethiopie soient connus de l’Occident lors d’un voyage de missionnaires protestants de la London Society for Promoting Christianity Among the Jews, spécialisée dans la conversion des juifs. L’Ethiopie est alors pourtant peuplée de milliers de juifs noirs depuis les temps ancestraux. Plusieurs versions circulent quant à leurs origines, la plus répandue raconte qu'ils sont les descendants des anciens hébreux installés dans la corne de l’Afrique. Ils se considèrent descendants du fils du roi Salomon et de la reine de Saba.
La politique de conversion entamée par les missionnaires entraîne rapidement une réaction de la part du monde juif occidental. Dès la fin du XIXe siècle, l’Alliance israélite universelle propose aux juifs d’Ethiopie de retourner en Terre sainte. Pour les préparer au retour, des écoles juives sont créées en Ethiopie. Une longue parenthèse de refus de reconnaître les Falashas comme juifs s’en suit, de la création de l’Etat d’Israël jusqu’au milieu des années 1970.
En avril 1975, les juifs éthiopiens bénéficient enfin pleinement de la loi du retour, permettant à tout juif dans le monde d’immigrer en Israël. Le retour des juifs noirs d’Ethiopie en Terre sainte accomplit l’ancienne prophétie biblique selon laquelle le Dieu d’Israël ferait retourner son peuple, exilé en Ethiopie, dans le pays de leurs ancêtres, l’actuel Etat d’Israël.
Mais l’afflux le plus important des Falashas –qui signifie « exilé » ou « immigré » en amharique- en Israël date des années 1980. En 1984 et 1986, les opérations clandestines Moïse et Joshua révèlent à la face du monde l’existence de ces juifs noirs. A l’époque, près de 9 000 Falashas sont rapatriés d’Ethiopie où sévit une famine sans précédent sous la dictature communiste de Mengistu. En 1991, lors de l’opération Salomon, quelque 14 400 juifs éthiopiens sont secrètement emmenés en Israël en moins de 48 heures.
Une population mise au banc de la société israélienne
Pourtant, la politique d’intégration des juifs étrangers en Israël a toujours été des plus féroces, et surtout vis-à-vis des Ethiopiens, assimilés à tort à une immigration africaine illégale de grande ampleur provenant d'Erythrée ou du Soudan. Mais les Falashmoras ne sont pas des immigrés illégaux. Jusqu'à ce 28 août, environ 150 à 200 juifs éthiopiens arrivaient chaque mois en Terre sainte.
En Israël, Falashas et Falashmoras n’ont quasiment jamais eu la chance d’être intégrés au même titre que les autres migrants juifs. Certes, cette année, pour la première fois, une femme d'origine éthiopienne a accédé au rang de députée, Pnina Tamano-Shata, 31 ans. Elle a ainsi rejoint ses quelques rares confrères d'origine éthiopienne.
Même si les juifs venus d'Ethiopie peuvent s’enorgueillir que Miss Israël 2013 soit l’une des leurs, ils sont perpétuellement victimes de racisme et de discriminations au sein de la société. Ils sont ainsi de plus en plus ghettoïsés. Dans certaines villes comme à Or Yehuda, à l'est de Tel Aviv, les maires refusent l’implantation de ces juifs-noirs estimant qu’un « seuil de tolérance » a été franchi, craignant une baisse du niveau scolaire et une hausse des la délinquance dans leur commune.
Un sondage publié en 2005 par le Jerusalem Post révélait que 43% des Israéliens ne voulaient pas que l’un des leurs épouse un membre de la communauté Falasha. Aujourd’hui, plus de 50% des Falashas/Falashmoras vivent en dessous du seuil de pauvreté, selon les Nations unies, quand seulement 16% de la population juive israélienne dans sa totalité vit en dessous de ce seuil.
Autre exemple, et non des moindres, du drame de cette (non-) intégration : en 2012, le très sérieux quotidien israélien Haaretz révèle un scandale sans précédent touchant les Falashas. Les autorités de Tel Aviv ont forcé les femmes falashas à prendre un contraceptif sur le long terme si elles souhaitaient accéder au territoire. En dix ans, le taux de natalité au sein de la communauté falasha en Israël a chuté de moitié.
En plus, n’en déplaise aux puristes religieux israéliens, les Falashas pratiquent un judaïsme archaïque bien distinct du judaïsme pratiqué en Israël. Il suffit de voir dans les rues de Jérusalem leurs chefs religieux qui ne sont pas des rabbins mais des prêtres.
En Ethiopie, c’est une partie de l’Histoire qui se meurt
Avec l’interdiction ce 28 août d’émigrer en Terre sainte, des milliers de Falashmoras se retrouvent désormais bloqués en Ethiopie, faute de n'être pas parvenus à prouver leur judéité.
Ils seraient, selon les sources, entre 10 000 et 15 000, principalement situés dans les régions de Gondar et de Woleka. Rejetés durant des siècles, ils ont été expulsés de leurs terres et sont devenus potiers. Aujourd’hui, conversions au christianisme et mariage mixtes entrainent la fin de la communauté. Et les chrétiens sont devenus majoritaires dans ce berceau historique du judaïsme noir.
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