El problema del velo es que no es sólo un símbolo estético o religioso. Lo grave es que es un símbolo discriminatorio que indica sometimiento y ausencia de derechos de la mujer respecto del hombre. Esto tiene muy difícil encaje en sociedades democráticas donde se supone que se ha de garantizar la no discriminación por razón de sexo. Si además el Estado es laico y aconfesional, ya son dos razones para erradicar el uso del velo. Pero, ante todo, el derecho a la educación ha de prevalecer sobre las supuestas costumbres u opiniones de ciudadanos de otras culturas que viven en nuestros países, con sus derechos pero también con obligaciones; en este caso, el derecho a que sus hijas asistan a clase y la obligación de permitirles prescindir del velo. Lo contrario sería obstaculizar su educación.
La intolerancia judía · por Jordi Llovet
Las religiones, aunque se practiquen menos, dejan una impronta sólida en las costumbres y la moral de una…