El líder del partido antiislamista busca la recusación de los jueces
El juicio contra Geert Wilders, el líder antiislamista cuyo apoyo resulta clave para la estabilidad del Gobierno minoritario en Holanda, empezó ayer movido. Wilders acusó a los jueces de tener perjuicios en su contra y reclamó su recusación en el caso que se le juzga por incitar a la violencia con declaraciones xenófobas.
Wilders, que necesita protección las 24 horas por amenazas de muerte, se sentó ante un tribunal por, entre otras cosas, comparar la fe islámica con el nazismo y el Corán con el Mein kampf. Un grupo antirracista ha recopilado unos 100 comentarios del dirigente que, a su juicio, fomentan la xenofobia y la discriminación. «He dicho lo que he dicho y no me retractaré de ninguna de esas palabras, pero eso no significa que he dicho todo lo que se me atribuye», dijo antes de reivindicar su derecho a permanecer en silencio.
Esa declaración llevó al presidente de los magistrados a decir que ese es el tipo de comentarios que se le atribuyen habitualmente para eludir los debates y que parecía que estaba haciendo lo mismo en la sala. «Me parece inapropiado e incluso escandaloso que el presidente de este tribunal haga estas interpretaciones. Un proceso justo ya no es posible», bramó Wilders.
Hoy al mediodía un tribunal dictaminará sobre la petición de recusación de los magistrados. Si Wilders se sale con la suya, habrá que elegir nuevos jueces y el proceso se retrasará durante meses.