El colectivo católico Iglesia sin Abusos organizará acciones el 7 de noviembre
Los delitos de pederastia cometidos por religiosos han originado una avalancha de indignación social con la Iglesia católica en países como el Reino Unido, Bélgica, EEUU y Alemania. En España, en cambio, esos escándalos no han supuesto ni una china en el zapato para la cúpula eclesiástica. Pero ni siquiera la calma chicha reinante ha silenciado a algunos cristianos de base que están convencidos de que, cuando se destape «la verdad», al Vaticano le saldrá en este país algo más que una piedra en el riñón. El colectivo Iglesia sin Abusos, por ejemplo, aprovechará la visita del Papa a Barcelona del 7 de noviembre para organizar actos de protesta y reclamar a la Santa Sede y a la Conferencia Episcopal Española que actúen con mayor contundencia y transparencia.
PROPUESTAS LLAMATIVAS Y CAUTAS / Pese a que es más que probable que a la iniciativa se adhieran otros grupos cristianos y entidades ateas y laicas, Carlos Sánchez Matto, portavoz de dicha organización, admite que será muy difícil que su iniciativa congregue tantas adhesiones como las que se vieron la semana pasada en el Reino Unido. Pero eso tampoco impedirá que sigan adelante con unas acciones («algunas muy llamativas y otras más cautas») que su portavoz prefiere no desvelar por temor a que les suceda como en el 2003, cuando el entonces pontífice, Juan Pablo II, visitó Madrid. «Entonces quisimos mostrar pancartas con el lema Iglesia sin abusos, pero no lo conseguimos porque la policía nos retuvo durante más de tres horas en la base aérea de Cuatro Vientos [donde el papa celebró un multitudinario encuentro con las juventudes católicas]», recuerda Sánchez Matto. «Nos requisaron los carteles pese a que no faltaban al respeto de nadie y no nos dejaron movernos hasta que no acabó el acto», remacha.
Sánchez Matto asegura que en los últimos meses su organización ha recibido decenas de llamadas de personas que afirman haber sido víctimas de abusos sexuales por parte del clero. Entonces, ¿por qué no salen a la luz pública tantos casos como en Bélgica o Irlanda? Según este excatequista de la parroquia madrileña de Santo Domingo de Guzmán, hay varias razones que lo explican.
Una de ellas es que en este país, pese a que ya hay ocho curas condenados por pederastia, el episcopado no ha abierto una investigación interna. En cambio, la cúpula eclesiástica belga sí que decidió analizar lo sucedido. «La presión social sobre este aspecto también ha sido mayor allí que aquí -afirma el portavoz de Iglesia sin Abusos-, y los poderes públicos españoles (desde los fiscales hasta los defensores del menor) no han actuado como deberían».
«En España, por probabilidad estadística puesto que siempre ha habido más menores a cargo de religiosos, el número de casos debería ser similar a los denunciados en Irlanda [varios centenares], pero el problema es que la influencia social de la Iglesia ha sido aquí mucho mayor». En coincidencia con lo que opina Josep Torrens, fundador y miembro de la junta directiva de la organización Església Plural, lo que ha silenciado el problema no son ya las posibles amenazas clericales que podría haber sufrido una víctima o su familia para no denunciar, sino la propia autocensura moral de los afectados.
Y a esto hay que añadir dos factores más: «Los delitos sexuales son vergonzantes -afirma Sánchez Matto-; son muy complicados de denunciar y requieren de una fase de maduración para llevarlos a un tribunal». Pueden pasar décadas antes de que una persona se sienta con fuerzas para hacerlo. Como han tenido que pasar muchos años para que a muchos españoles les cayera la venda de los ojos. «Hace siete años hubo gente que me retiró la palabra por denunciar los abusos. Ahora me felicitan », dice Sánchez Matto.
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