La tensión en Nueva Jerusalén puede estallar cuando la escuela esté terminada, pues los padres de familia que quieren darles a sus hijos una educación laica temen que los seguidores del «obispo» Martín de Tours vuelvan a atentar
Las obras de la nueva escuela pública de Nueva Jerusalén, en Tierra Caliente de Michoacán, avanzan a buen ritmo y los padres de familia que, alejados de la secta ultraconservadora que controla el pueblo, quieren llevar allí a sus hijos esperan que para el próximo curso escolar estén listas.
Sin embargo, el problema generado por la oposición radical a la educación laica de los devotos extremistas de la Virgen del Rosario, que el pasado 6 de julio destruyeron las aulas de la anterior escuela a la que asistían los hijos de las familias disidentes de ese culto, está lejos de estar resuelto.
La tensión en el pueblo, pese a la presencia de varias patrullas del Grupo de Operaciones Especiales de la policía michoacana, se puede cortar con un cuchillo. Una tensión que puede estallar cuando la escuela (tres aulas de kínder, cuatro de primaria y tres de secundaria) esté terminada, pues los padres de familia que quieren darles a sus hijos una educación laica temen que los seguidores del “obispo” Martín de Tours, el gurú de la secta (desconocido por la Iglesia católica), vuelvan a atentar contra ella.
“Hay rumores de que ellos dicen que no van a dejar (funcionar la escuela), que la van a volver a destruir”, afirma Emiliano Juárez, el portavoz de la Sociedad de Padres de Familia, que representa a los disidentes de la secta. No obstante, Juárez confía en que el gobierno estatal vele por el centro educativo que está construyendo.
También María Ponce, encargada del orden de Nueva Jerusalén (la autoridad civil impuesta por la secta), reconoce que el problema no está resuelto.
Pese a que en pasado, el gobernador estatal, Fausto Vallejo (actualmente con licencia), aseguró que el conflicto estaba “casi resuelto” y que los que destruyeron la escuela estaban “dispuestos a reparar el daño”, Ponce asegura que “el pueblo (en referencia a la parte que sigue) nunca dio autorización para abrir una escuela”.
“La pusieron a la fuerza”, agrega la mujer en conversación con el reportero antes de decirle que por la situación actual no es posible concederle una entrevista ni tomar fotos ni imágenes de video y de pedirle amablemente que abandone el pueblo. “La prensa nos ha tratado muy mal”, se justifica.
La nueva escuela está siendo construida a 10 minutos de Nueva Jerusalén. Más cerca, de hecho, del poblado vecino de La Injertada, donde reciben clases los niños que se quedaron sin escuela tras el ataque de julio.
El gobierno instaló unas aulas provisionales para darles cabida en La Injertada. Aunque éstas son de lámina y cuando sube la temperatura se convierten en un “horno” en el que “los niños se enferman”, indica Emiliano Juárez.
Sin embargo, añade, “hay un ánimo en los padres de familia” ante la inminente reapertura de la nueva escuela. Al contrario de lo que pasaba al inicio de las conversaciones con el gobierno, cuando se negaban a que fuera construida a las afueras del pueblo. En su ubicación actual y después de que se hicieran un vado y un puente, ahora queda a casi la misma distancia de una parte del pueblo, aquella en la que los disidentes son mayoría, que la anterior.
“No quieren que los muchachos lleven pants y que las mujeres lleven el vestido corto. Allí va haber un problema”
No obstante, algunos niños tienen que pasar, con sus uniformes escolares, por el centro de Nueva Jerusalén, por delante de la “catedral”, el templo en el que está la Virgen del Rosario, y eso, asegura Priscila Domínguez, de la parte de los disidentes, molesta a los fanáticos.
“Ellos no quieren que los muchachos lleven pants y que las mujeres lleven el vestido corto. Allí va haber un problema”, dice la mujer. “Ahora, por más que se enojen por ahí vamos a pasar por la puerta de la ‘Catedral’, (…), pero de todos modos tenemos la amenaza ésta, que apenas dejen de construir se van a plantar y que no van a dejar que los niños vayan allá”.
Uno de los devotos de la Virgen del Rosario, que no quiere dar su nombre, asegura escandalizado que “las muchachas van en calzones”. “La virgen no quiere que vayan a la moda”, indica repitiendo lo que los dirigentes de la secta apuntan para justificar la prohibición que figura a la entrada del pueblo de que las mujeres vistan “falda corta o vestido escotado y sin mangas, vestidas con pantalones, pintadas de la cara o de las uñas y la cabeza descubierta” y que los hombres lleven el “cabello largo” o vayan “vestidos deshonestamente”.
Los devotos de la Virgen del Rosario, explica Priscila, han puesto una cortina en la entrada al templo, para que la virgen no vea pasar a los alumnos.
La secta, que también prohíbe desde las bebidas alcohólicas hasta los celulares pasando por la música, la televisión, el radio o los deportes (porque los muchachos tienen que vestir ropa corta) cuenta con su propia escuela, pero esta no se reconocida oficialmente, por lo que el título que otorga no tiene validez.
“Casi la mayoría de las clases eran de religión”, recuerda Juárez, que fue llevado a Nueva Jerusalén por su familia cuando tenía siete años. “En los libros de ciencia arrancaban las páginas del cuerpo, del ser humano. En los de historia, arrancaban los libros donde hablaban de la teoría de Darwin y todo eso”.
Uno de los devotos de la Virgen del Rosario, que no quiere dar su nombre, asegura escandalizado que “las muchachas van en calzones”. “La virgen no quiere que vayan a la moda”, asegura
Pero el asunto de fondo, señala, es que “la educación les afecta, ya que esta secta religiosa se ha aprovechado de la ignorancia de la personas”. Lo que les molesta, sostiene, es que “a través del conocimiento los niños van a ir pensando diferente, van a crear un sistema de libertad y de respeto”.
Nueva Jerusalén fue creado de la nada en 1973 a instancias del entonces sacerdote católico Nabor Cárdenas Mejorada, ‘el Papa Nabor’, en el lugar donde supuestamente se la apareció la Virgen del Rosario a Gabina Romero Sánchez, quien después se convirtió en la vidente ‘Mamá Salomé’, y aseguraba que la virgen le transmitía constantemente mensajes, incluido el reglamente del pueblo.
El objetivo era crear un pueblo dedicado exclusivamente a la devoción a la virgen y sus sacerdotes, que no son reconocidos por la Iglesia católica, siguen rituales de la antigua liturgia como dar la misa en latín y de cara al altar, es decir, dando la espalda a la feligresía.
Hubo varias disidencias del grupo, por causas como la obligación de realizar trabajos no remunerados para construir templos y otros edificios, como una enorme torre hueca a la entrada del pueblo, que se resolvieron con sucesivas expulsiones.
Pero en 2003 comenzó la oposición de otro grupo a las arbitrariedades del Papá Nabor, su sucesor Martín de Tours y los sucesivos videntes y encargados del orden, y esta vez no pusieron echar a los descontentos. La tensión y los enfrentamientos entre uno y otro grupo se han sucedido desde entonces y han tenido como último episodio el conflicto en torno a las escuelas.
Archivos de imagen relacionados