Una factura de agua por valor de unos 9 millones de shekels israelíes (unos 2.5 millones de euros) amenaza con ser el motivo de cierre del lugar más santo para los cristianos. A petición de la compañía israelí responsable del suministro, Haguijon, la cuenta bancaria del patriarcado griego ortodoxo —que gestiona junto al armenio y a los custodios franciscanos el sacrosanto lugar— ha sido intervenida. Unos 500 curas y monjas, junto a otros 2000 profesores que trabajan en la treintena de centros educativos adscritos al patriarcado, se han quedado sin cobrar sus respectivos salarios. “Era nuestra cuenta más importante”, explica el arzobispo griego Aristarhos. “De ahí salia todo, no sólo los sueldos, también el dinero para pagar la luz, el teléfono o incluso la comida”, añade.
Tradicionalmente, las autoridades religiosas que gestionan el Santo Sepulcro -el lugar donde la tradición cristiana determina que Jesucristo fue sepultado y crucificado- han estado exentas de pagar el consumo de agua en deferencia a la importancia de la Basílica para la práctica del culto del millón de peregrinos que acuden cada año a Jerusalén. “Era como un regalo que nos hacían. Así fue con el imperio otomano, los británicos, los jordanos y hasta ahora también con los israelíes”, comenta Artemio Vítores, Vicario de la Custodia de Tierra Santa. Artemio apunta que los problemas empezaron cuando el gobierno israelí privatizó la empresa suministradora de agua “y ellos, como toda empresa, quieren cobrar, claro”, explica. “A principios de semana vamos a informar a todos los peregrinos que traigan botellas de agua. Y si nada cambia, anunciaremos en los próximos días, por primera vez en siglos, el cierre del Santo Sepulcro”, amenazó el Patriarca griego ortodoxoTeófilo III.
Según el Vicario, ya en 2009 representantes del gobierno israelí sugirieron a las autoridades religiosas de la Iglesia que enviaran una carta oficial solicitando que fuera Israel el país depositario de ese privilegio para salvaguardar el mantenimiento de la tradición del impago, con siglos de antigüedad, de cara al futuro. Pero los franciscanos se negaron. “Eso habría sido reconocer de forma tácita que Israel era el país bajo cuya soberanía estaba la ciudad vieja y eso nos habría enfrentado con los jordanos y con los palestinos”, apostilla Vítores. “Nadie da nada a cambio pero se olvida que si los peregrinos vienen a Jerusalén es porque está aquí el Santo Sepulcro y no olvidemos que el turismo es la segunda fuente de ingresos de Israel”,asevera.
Desde la negativa de los custodios, las tensiones con la compañía Haguijón no han hecho sino aumentar. “Hemos tratado el asunto con sensibilidad pero no podemos hacer excepciones y tienen que entenderlo”, aseguraban fuentes de la empresa el pasado viernes al periódico israelí Maariv. El Estado de Israel debe poder cambiar las leyes, sentenciaban.
Tanto el Primer Ministro israelí, Benjamín Netanyahu, como el presidente norteamericano Barack Obama, el presidente ruso, Vladimir Putin o el Primer Ministro griego, Andonis Samarás, están al tanto del asunto. El sábado pasado recibieron una carta escrita por Teófilo III, el patriarca griego ortodoxo, en la que denunciaba que la medida “socava la santidad” de un lugar de “peregrinación masiva”.
En su batalla diplomática, Teófilo III nunca llegó a creerse que la compañía israelí podría intervenir sus cuentas cuando en 2004 ya recibió en su sede de la Ciudad Vieja una factura de agua por un importe de 3.7 millones de shekels (unos 750.000 euros). Tampoco pensó que sucedería tras la reunión mantenida entre las partes hace unas semanas y en la que, según la versión del Patriarca, ya se había alcanzado un acuerdo que recogía el pago del consumo de agua de a partir de 2012, pero no el de años anteriores.
De momento esta misma mañana las máximas autoridades de las tres iglesias responsables de la Basílica se han reunido con miembros de la compañía y con representantes de los ministerios de Turismo e Interior israelíes para intentar resolver la cuestión. “Hay una propuesta sobre la mesa, pero no desvelaremos los detalles. Mañana podremos tener noticias”, explica a este periódico Cesar Marjieh, director del departamento de asuntos cristianos del ministerio del Interior israelí. El arzobispo griego Aristarhos ha confirmado esta información y asegura que desde su patriarcado aún no se ha emitido ninguna respuesta.
Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén. / JIM HOLLANDER (EFE)
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