La eliminación de los íconos religiosos de los espacios públicos de la Ciudad volvió a aparecer en la agenda legislativa. Existen dos proyectos antagónicos que comenzaron a analizarse en la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Estado laico y libertad religiosa, son dos temas que en la actualidad se debate en la Legislatura, más precisamente en la Comisión de Asuntos Constitucionales. En ese ámbito se encuentran en tratamiento dos proyectos de ley, uno de los cuales impulsa, el retiro de todo símbolo religioso de los edificios públicos de la Ciudad. En tanto la otra iniciativa, del diputado macrista Bruno Screnci Silva manifiesta en su propuesta que en la Ciudad rige la libre expresión religiosa en cualquier ámbito del espacio público.
Cabe recordar al respecto que la libertad religiosa es optar por una religión y de practicarla mediante los actos de culto, la conformación de la propia vida, la asociación entre creyentes y la difusión de la misma por medio de la enseñanza y los diversos medios de comunicación. Además no debe dejarse de lado que los actos de culto son los más característicos, puesto que consisten en actos de alabanza y reconocimiento al Ser Supremo, es decir actos de adoración a Dios. Toda religión tiene sus propios actos de culto. La libertad de culto implica la libertad de practicarlos.
La significancia de los símbolos religiosos católicos y la presencia de los mismos en los edificios públicos porteños volvió a aparecer recientemente en la agenda de la Legislatura a raíz del debate que suscitó la presentación de un proyecto de ley por parte de la legisladora kirchnerista María José Lubertino, que establece el retiro de los emblemas clericales de todas las construcciones que cobijan a los diferentes sectores de la administración pública de la Ciudad.
El modo en que este hecho ha sido abordado por los sectores católicos de la Ciudad de Buenos Aires recuerda nuevamente que la representación pública del factor religioso se hace sobre la base de los estereotipos, las estigmatizaciones y las discriminaciones.
Insultos
Es lo que ocurrió el pasado lunes 13 de agosto, oportunidad en la que representantes de diversos credos religiosos fueron invitados a la Comisión de Asuntos Constitucionales del Parlamento porteño para hacer conocer sus opiniones en torno a la iniciativa. En esa circunstancia un grupo de no más de veinte personas con crucifijos en sus manos impidieron hablar a algunos diputados que intentaban intercambiar opiniones sobre la propuesta de Lubertino con representantes religiosos invitados a expresarse sobre el tema. En el debate había integrantes de la Comisión de Ecumenismo y Diálogo Interreligioso de la Arquidiócesis de Buenos Aires, la Comisión Episcopal de Ecumenismo de la Conferencia Episcopal Argentina, de la Unión de Trabajadores de la Educación de la Ciudad y de la Federación Argentina Lésbico Gay.
El mencionado grupo que exhibía los crucifijos y vestían atuendos característicos del ultracatolicismo impidieron hacer uso de la palabra, lanzando incluso “improperios” a la autora del proyecto María José Lubertino y a la abogada de la Federación Lésbico Gay, Analía Mas, al grito de “Judas, abortistas y degeneradas”.
Al respecto la autora de la propuesta manifestó que el “espíritu y el sentido del trabajo que estamos haciendo es escuchar todas las voces, garantizar que haya un debate en la comisión porque tenemos la idea de que es necesario legislar, porque en primer término se ha producido una lenta pero constante invasión de los espacios públicos con imágenes religiosas que se acrecientan ahora con el Gobierno del Pro”, sostuvo Lubertino.
Es evidente que el debate sobre el tema que viene llevándose en la Legislatura devela que sectores conservadores influyentes de los ámbitos católicos objetan la aprobación de esta ley porque vieron en ella una amenaza a sus intencionalidades proselitistas, como también una objeción a sus cosmovisiones políticas y teológicas en línea con el tutelaje de la moral pública. Cabe decir en este contexto que, más allá de las disposiciones legales, es importante poner atención sobre cómo se construye, desde la agenda pública, el debate respecto al factor religioso y el rol de las iglesias o comunidades de fe, sobre todo en un contexto en el que se intenta pensar la democracia y asociar el desarrollo de la misma a ejes como el de la inclusión y la participación ciudadana plural, además de la afirmación de la laicidad del Estado que sería el objeto del proyecto de María José Lubertino.
Sin embargo, la propuesta de Lubertino tiene su contracara en el ámbito legislativo a través de la presentación realizada por el legislador Bruno Screnci Silva, que establece en el ámbito de toda la Ciudad de Buenos Aires “la garantía de la libre expresión religiosa en cualquier ámbito del espacio público. En los edificios públicos de la Ciudad está permitida la instalación o exhibición permanente o temporaria de imágenes o motivos religiosos”, se expresa en el artículo segundo de su proyecto.
La iniciativa se basa en la Ley 2.140 sancionada el 6 de noviembre de 2006 por la cual se instituye el 25 de noviembre de cada año como “Día de la Libertad Religiosa” en conmemoración a la fecha de proclamación de la “Declaración sobre la eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones”.
También se funda en la proclamación por parte de la Asamblea de las Naciones Unidas de la “Declaración sobre la Eliminación de todas las formas de intolerancia y discriminación fundadas en la religión o las convicciones” (resolución Nº 36/55)”, un instrumento que, según sus exponentes es el que más específica y enfáticamente ha proclamado el derecho fundamental a la libertad religiosa, explicitando los distintos derechos que tanto para los individuos, como para las comunidades religiosas, derivan del mismo.
Screnci Silva dijo al respecto que su iniciativa apunta a garantizar el pluralismo en toda manifestación: ateo, católico, protestante, hindú, o lo que sea; “ésa es la finalidad del Estado laico: garantizar la expresión, incluido el espacio público, pero sin afectar a terceros”, añadió.
En este punto es bueno aclarar que Estado laico no significa ser un Estado antirreligioso, sino un Estado respetuoso de la libertad irrestricta a la profesión de la fe, cualquiera que sea la religión o iglesia que la promueva, o a no profesar ninguna.
Como también es cierto que sólo hay libertad religiosa si hay estados laicos, cuya responsabilidad es garantizar el derecho a la conciencia, creencia y expresión. El laicismo se opone a lo teocrático y autoritario; lo que se busca es un Estado democrático, según expresaron los diferentes expositores a la jornada de debate promovida por la Comisión de Asuntos Constitucionales que preside el legislador macrista Helio Rebot.
Laicidad del Estado
María José Lubertino presentó en octubre de 2010 por segunda vez el proyecto en cuestión, por primera vez la iniciativa había sido ingresada a la Mesa de Entradas, pero luego de su tratamiento en las comisiones parlamentarias correspondientes, la propuesta perdió estado legislativo. Actualmente se discute nuevamente el proyecto y ya hay varios legisladores que dejaron trascender su voto negativo al proyecto.
El mismo expresa en su primer artículo que la ley que se impulsa “tiene por objeto garantizar el efectivo cumplimiento de los principios de libertad religiosa y la laicidad del Estado en el ámbito de la Ciudad”.
A renglón seguido establece la prohibición o “exhibición permanente de imágenes o motivos religiosos en todos los edificios públicos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.
A continuación se manifiesta que “las imágenes y motivos religiosos existentes al momento de la sanción de la presente ley deberán ser removidos en el plazo de dieciocho meses por la autoridad de aplicación que el Gobierno de la Ciudad determine”.
También determina que: “Se exceptúan de la aplicación de la presente ley los símbolos e imágenes ubicadas en hospitales y cementerios, en tanto dichos elementos religiosos se encuentren en un espacio reservado y se garantice la multiplicidad de credos”.
Libertad religiosa
El diputado del Pro, Bruno Screnci Silva presentó su propuesta de ley en septiembre de 2011 y sostiene que el mismo tiene por objeto “garantizar el efectivo cumplimiento de los principios de libertad religiosa y la laicidad del Estado en el ámbito de la Ciudad”.
Además manifiesta que la “Ciudad de Buenos Aires garantiza la libre expresión religiosa en cualquier ámbito del espacio público. En los edificios públicos de la Ciudad está permitida la instalación o exhibición permanente o temporaria de imágenes o motivos religiosos”.
Asimismo específica que en los establecimientos educativos de gestión pública habrá, previo acuerdo de la comunidad educativa, un espacio destinado exclusivamente a la expresión religiosa, fuera de ese ámbito no se permite la instalación o exhibición permanente o temporaria de imágenes o motivos religiosos.
En esa línea determina que los empleados de la Ciudad podrán disponer, en los edificios públicos donde ejercen sus tareas, de un lugar de expresión religiosa y se dispone también que cualquier trabajador puede colgar imágenes y motivos religiosos en el ámbito de su trabajo, en el caso de ámbitos laborales compartidos podrá hacerlo con el consentimiento de los demás trabajadores.