El ayuntamiento de Sevilla renueva de forma irregular la cesión, ya expirada, de un solar en una de las zonas más cotizadas de Sevilla para construir una parroquia innecesaria.
A pesar de la sentencia del TSJA en el caso de la Mezquita de Sevilla, que declaró ilegal la cesión de suelo público a una organización religiosa, el Ayuntamiento de Sevilla vuelve a insistir en políticas confesionalistas más propias de tiempos predemocráticos que de un Estado de derecho.
En el año 2003, la Junta de Gobierno, a instancias de la concejala Inmaculada Muñoz, aprobó la cesión de un solar de 1.158 m2, valorado en 2004 en 328.607,01 euros, calificada como SIPS (servicio de interés público y social) al Obispado. Dicha cesión estaba condicionada a finalizar las obras en un plazo de cinco años, plazo que expiró el pasado julio sin que ni siquiera hubiesen empezado.
Al solicitar del ayuntamiento que el solar se dedicase a auténtico equipamiento social que no discrimine a nadie por sus creencias, la respuesta fue conceder una ”prórroga” de tres años más a pesar de que la cesión estaba ya extinta.
Esta parroquia es absolutamente innecesaria, ya que la Parroquia de Santa Genoveva está a menos de 300 m del solar y la Parroquia de S Salvador a 800. Menos del 5% de la población asiste a la misa dominical y permanecen sin ninguna utilidad la mayor parte del tiempo.
Desde Andalucía Laica no se entiende que un ayuntamiento gobernado por una coalición que se autodenomina “de progreso” formada por PSOE e IU, partidos que proclaman su laicismo en cada proceso electoral, cometa el más elemental de los atentados contra la separación iglesias-Estado: Regalar el patrimonio de todos los ciudadanos para el escaso disfrute de unos pocos y, lo que es más grave en tiempos de crisis y escasez de recursos públicos, sin contraprestación ninguna.
Andalucía Laica convoca a todos los sectores de la sociedad sevillana a rechazar este expolio como ya hizo en el caso de la Mezquita de Los Bermejales y a demostrar que fue la preocupación por proteger el patrimonio público y no el racismo lo que movió a las movilizaciones en contra de los abusos de los políticos.