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Las peligrosas cenizas del califato: su vuelta a escena en Siria e Irak

Una década después de proclamar el califato, el autodenominado Estado Islámico resurge en Siria e Irak

Hace una década proclamó un califato que llegó a tener la extensión de la mitad del Reino Unido. Unos dominios en los que impuso una rigorista interpretación de la sharia y propagó el terror de ejecuciones o crucifixiones públicas. El autodenominado Estado Islámico cedió el control de la última porción de tierra que administraba en 2019. Cinco años después, la creciente actividad de sus células durmientes vuelve a preocupar a caballo de Siria e Irak, la cuna de una organización que ha logrado exportar su modelo al continente africano.

“Las redes del Estado Islámico en Siria e Irak han estado reconstituyendo sus capacidades tras haber entrado en modo de supervivencia ante la caída del califato y la fuerte presión militar y aérea de los gobiernos locales, los grupos militantes afines y los aliados internacionales”, reconoce a El Independiente Lucas Webber, cofundador de Militant Wire Research Network e investigador del Soufan Center, un think tank especializado en terrorismo con sede en Nueva York.

El incremento de los ataques reivindicados por la organización yihadista en Siria e Irak ha hecho sonar las alarmas de Washington. El Comando Central de Estados Unidos reconoció en julio que el IS (Estado Islámico, por sus siglas en inglés) estaba tratando de “reconstituirse” después de que la cifra de ataques en Siria e Irak diera las primeras señales de duplicarse en 2024 respecto al año previo. En el primer semestre de este año, el IS firmó 153 embestidas entre ambos países, donde reside el cuartel general del grupo nacido de Al Qaeda en Irak. En todo 2023 los ataques no superaron los 121. “El aumento de los ataques indica que ISIS está tratando de reconstituirse después de varios años de disminución de la capacidad”, advirtieron fuentes del Pentágono.

Las ramas del IS en Irak y Siria han vuelto a su ADN de insurgentes que libran una guerra de guerrillas

Para Webber, “las ramas del IS en Irak y Siria han vuelto a su ADN de insurgentes que libran una guerra de guerrillas”. “También hay que señalar que el Is no reivindica todos sus atentados en la región con fines estratégicos, por lo que las cifras reales son casi con toda seguridad más elevadas. Además, IS Central ha dispersado algunas funciones, como las operaciones exteriores y la financiación internacional, a sus filiales, lo que le ha permitido concentrar más recursos en reconstruir sus capacidades y librar su insurgencia”, precisa el experto.

Su regreso a escena tuvo la última constatación pública a finales del pasado octubre con la operación antiterrorista liderada por Irak y apoyada por EE.UU. que mató a al menos siete miembros del IS en el país árabe, entre ellos, el considerado su máximo líder. Una serie de ataques e incursiones en los que resultaron heridos dos militares estadounidenses. La liquidación del comandante de la organización se registró en las montañas iraquíes de Hamrin, en una de las zonas de difícil acceso en la que se han refugiado las últimas huestes del hoy extinto califato.

“Los recientes acontecimientos ilustran algo que es bien conocido por todos los expertos en terrorismo centrados en el movimiento de la yihad global: el IS nunca fue ‘derrotado’”, indica Michael S. Smith, experto en terrorismo yihadista. “El aumento de sus operaciones terroristas, tanto en el Levante como fuera de él, es una prueba de que el IS seguirá siendo una amenaza duradera”, desliza.

Su ascenso en el río revuelto de Siria

El rearme del IS es especialmente significativo en Siria, un país dividido hoy en zonas controladas por el régimen de Asad y sus aliados, Rusia e Irán; organizaciones islamistas respaldadas por Turquía; y kurdos con apoyo y presencia militar de EE.UU. “Su aumento tiene lugar principalmente en Siria debido a varias razones: por ejemplo, para el gobierno de Siria y sus aliados, es difícil eliminar el Estado Islamico en el desierto central a causa de la naturaleza del terreno, y el grupo explota ese vacío: y se ha reportado un aumento en las actividades criminales tales como los secuestros”, apunta a este diario Aymen al Tamimi, una referencia en movimientos yihadistas.

“La cooperación entre los habitantes de algunas regiones orientales controladas por las Fuerzas Sirias Democráticas (SDF) ha disminuido debido al levantamiento tribal el año pasado, lo que ayuda a la organización. La organización probablemente intensifique sus esfuerzos ya que han pasado diez años desde la declaración del califato”, agrega Al Tamimi.

El curso de la guerra civil y el propio reparto del territorio sirio, exacerbado desde hace una semana por la ofensiva del grupo islamista Hayat Tahrir al Sham que ha logrado tomar el control de Alepo y Hama y dirigirse hacia Homs, alimentan las opciones de los adláteres del califato. “Siria es actualmente un espacio mucho más complicado que Irak y ofrece zonas en las que el Estado Islámico puede aprovecharse de la inestabilidad y la competencia entre los diversos actores del conflicto sirio”, subraya Aaron Y. Zelin, investigador del Washington Institute for Near East Policy y responsable del Islamic State Worldwide Activity Map project, que proporciona un actualizado mapa de la actividad a nivel mundial de la organización.

Zelin admite que el panorama -si se compara con Irak, el otro país por el que se extendió el califato- resulta “más preocupante” en Siria. “Esto se debe en parte a que Siria sigue conservando elementos de una guerra civil, aunque algo congelada. Como consecuencia, no existe una única autoridad de gobierno que controle todo el país. Por el contrario, sigue habiendo enfrentamientos entre la República Árabe Siria de Asad, respaldada por Rusia, Irán y un grupo de combatientes extranjeros yihadistas chiíes; la Administración Autónoma del Norte y Este de Siria (AANES), dirigida por los kurdos y respaldada principalmente por Estados Unidos; el Gobierno Provisional Sirio, respaldado por Turquía; y el Gobierno de Salvación Sirio, gestionado por el grupo Hayat Tahrir al-Sham (HTS)”, explica. “Este mosaico de gobernanza permite al Estado Islámico aprovechar las fisuras de seguridad entre estos sistemas políticos, especialmente cuando los actores de los distintos lugares tratan de socavar la seguridad de sus adversarios”, agrega.

Este mosaico de gobernanza permite al Estado Islámico aprovechar las fisuras de seguridad entre estos sistemas políticos

Unos enfrentamientos que ilustra con dos acontecimientos fechados en octubre de 2023. “Un ataque con drones de HTS contra una ceremonia de graduación de una de las escuelas militares del régimen de Asad en Homs, que obligó al régimen a retirar fuerzas de la parte occidental de la provincia de Deir al-Zour para centrarse en atacar la base de HTS en Idlib, en el noroeste de Siria. Esto dio más respiro a la actividad del Estado Islámico a lo largo de las líneas de frente entre el régimen de Asad y los territorios controlados por las SDF. Además, tras el ataque de Hamás del 7 de octubre y la posterior respuesta a la guerra de Israel en Gaza por parte de las milicias chiíes respaldadas por Irán en Irak y Siria, las fuerzas respaldadas por Irán empezaron a atacar activos y bases estadounidenses en distintas partes del este de Siria. Como respuesta de protección de la fuerza, estos ataques provocaron que las fuerzas estadounidenses y la Coalición limitaran sus acciones contra el Estado Islámico -ya fuera de forma independiente o junto a las Fuerzas de Autodefensa-, proporcionando otra vía de actuación al Estado Islámico”.

Washington mantiene alrededor de 900 soldados en el noreste de Siria como parte de la coalición global contra el IS que engloba a más de 80 países, entre ellos España.

Irak, una insurgencia en horas bajas

Fue en la patria de Sadam Husein donde el IS nació del germen de Al Qaeda en Irak tras la caída del régimen baazista y la ocupación estadounidense del país, alimentado por las luchas sectarias entre suníes y chiíes y la decisión de desmantelar el ejército de Sadam. Pero -a pesar de ser su cuna, desde la que cruzó hacia Siria-, el IS es hoy menos letal en Irak. Perdió su último territorio en 2017, dos años antes que en Siria, y sus acciones han mantenido una tendencia a la baja. Apenas es hoy una sombra de la insurgencia que fue y de un desafío que amenazó existencialmente al país.

“Cuando la organización se expandió primero a Siria y más tarde a otras partes del mundo, Irak siguió siendo la más activa y violenta de las provincias del Estado Islámico durante muchos años, hasta 2022, cuando las operaciones del Estado Islámico en Nigeria superaron a las de Irak. Desde entonces, la actividad violenta del Estado Islámico en Irak ha seguido disminuyendo en relación con las demás provincias del Estado Islámico. Por ejemplo, el Estado Islámico de Irak ha sido la quinta provincia que con más frecuencia ha reivindicado actos violentos en el primer semestre de 2024, por detrás de Nigeria, Siria, la República Democrática del Congo y Mozambique”, señala Zelin, que subraya -además- la falta de datos reales sobre las operaciones del IS en Siria.

“La insurgencia aún se encuentra en un nivel bajo. Tenemos que reconocer que hay límites a la lucha contra el Estado Islámico en Siria e Irak. El grupo seguirá existiendo de alguna manera y la división de territorios en Siria limita la cooperación”, confirma Al Tamimi. Para Zelin, la rama iraquí del IS es hoy “la más débil de su historia”. En lo que va de año ha reivindicado apenas 66 ataques y ha tenido que lidiar con la campaña de arrestos contra sus células por parte del Gobierno iraquí y la región del Kurdistán iraquí. Desde 2023 ha firmado más de un centenar de detenciones, concentradas en las provincias de Bagdad, Nínive -de la que es capital Mosul, el otrora cuartel del IS en Irak-, Suleimaniya y Kirkuk.  “En su punto álgido en 2014, el Estado Islámico perpetraba una media de 28 atentados al día en Irak y, en 2023, sólo registraba una media de 0,3 atentados diarios”, subraya Zelin.

En el caso iraquí, sobre el futuro se cierne la incógnita de la retirada programada de EE.UU. La misión militar de la coalición liderada por Estados Unidos en Irak iniciará su final en septiembre de 2025. Entonces se replegarán las tropas en el territorio iraquí controlado desde Bagdad. El resto del contingente abandonará el Kurdistán iraquí a finales de 2026. A partir de entonces se producirá una transición hacia asociaciones bilaterales de seguridad. La presencia militar estadounidense en Irak no ha estado exenta de polémicas. La operación militar israelí en la Franja de Gaza, iniciada en octubre de 2023, ha multiplicado los ataques contra bases militares con presencia estadounidense en el país por parte de la autodenominada Resistencia Islámica de Irak, una coalición de grupos chiíes aliados de Irán.

La inestabilidad de Siria, donde la contienda está lejos de haber acabado, es un elemento que puede desestabilizar Irak y abonar el resurgimiento del IS. “Como parte de su esfuerzo por mitigar la infiltración de las células sirias del Estado Islámico en Irak, el gobierno iraquí ha comenzado a construir un muro de hormigón a lo largo de su extensa frontera con Siria. Es probable que el Estado Islámico simplemente construya un sistema de túneles bajo el muro si alguna vez se completara”, advierte Zelin, muy crítico con la retirada programa de las tropas estadounidenses.  “El momento no podría ser peor con la retirada prevista de las tropas estadounidenses de Irak y Siria en los próximos dos años. Estados Unidos sigue llevando a cabo ataques aéreos contra redes clave del Estado Islámico a ambos lados de la frontera entre Irak y Siria. Como ha quedado patente tras la retirada de Afganistán, las operaciones antiterroristas estadounidenses pueden verse limitadas por actores adversarios o que no cooperan. Si Estados Unidos repite el mismo error que cometió en 2010 cuando retiró el grueso de sus fuerzas de Irak, podría producirse una renovada amenaza del Estado Islámico dentro de Siria e Irak con implicaciones globales”, añade.

De África a Occidente, la telaraña global

La telaraña tejida por el IS ha conseguido externalizar parte de sus funciones fuera de Siria e Irak. El caos y la falta de expectativas ha permitido a la organización expandirse en el continente africano. Sus llamadas provincias -en realidad, filiales de una estructura descentralizada- controlan hoy territorio en cuatro países africanos -Malí, Nigeria, Somalia y Mozambique-, y disponen de capacidad para atraer combatientes extranjeros en estos países y en la República Democrática del Congo, otro de los epicentros de su expansión.

Su ideología sigue diseminándose por internet y es objeto de preocupación entre las agencias de inteligencia occidentales. En España los últimos arrestos por su supuesta vinculación a la red de proselitismo y propaganda del IS se han producido esta misma semana.

“Las implicaciones letales de esta situación son mucho mayores para los aliados de Estados Unidos, sobre todo en Europa, que para la seguridad interna de Estados Unidos, aunque este país seguirá siendo el principal enemigo de estos grupos”, apunta Smith. “En última instancia, el crecimiento de las operaciones del IS ayudará al grupo a ampliar sus capacidades para incitar a la violencia en Occidente,. Todo ello influye en la capacidad del IS para presentarse como una amenaza duradera y fuerte para la seguridad mundial, lo que aumenta el atractivo del grupo a los ojos de los aspirantes a terroristas aquí en Occidente que pueden estar dispuestos a perpetrar atentados para demostrar su apoyo al IS”, concluye este experto. 

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