Más de 2.600 personas, la mitad niños, siguen desaparecidas, y otras 200.000 continúan desplazadas dentro de Irak o en el limbo legal de Europa
El 3 de agosto de 2014, la organización yihadista Estado Islámico comenzó un ataque contra la cuna de la comunidad yazidí en Irak, la ciudad de Sinyar, en la provincia de Nínive, en el norte del país y frontera con Siria; una ofensiva que significó el comienzo de un genocidio del que todavía se desconocen las cifras exactas y que marcó el principio de una década de sufrimiento para un grupo que todavía no conoce el retorno al hogar.