El velo islámico y las hijas de varios candidatos a la presidencia iraní han irrumpido en la campaña para las elecciones del viernes, en las que las mujeres apenas juegan un papel.
La situación de las mujeres es una cuestión candente en el país desde la muerte de Mahsa Amini en 2022 tras ser detenida por no llevar bien puesto el velo islámico, lo que provocó unas fuertes protestas de marcado tono feminista contra la República Islámica al grito de “mujer, vida, libertad”.
Desde entonces muchas iraníes han dejado de ser usar el velo como gesto de desobediencia civil y de desafío a las autoridades del país, responsables de una represión que causó 500 muertos en las protestas.
Ahora, el velo ha sido objeto de debate y discusión entre los candidatos electorales, en especial entre el conservador Mohamad Baqer Qalibaf, el ultraconservador Saeed Jalili y el reformista Masoud Pezeshkian, los tres favoritos para suceder al presidente Ebrahim Raisí, quien murió en un accidente en mayo.
Las cuatro mujeres que se presentaron como candidatas fueron descalificadas por el Consejo de los Guardianes, órgano que veta a los aspirantes a las elecciones, como ha ocurrido en todos los comicios presidenciales desde la fundación de la República Islámica en 1979.
Los conservadores han defendido el velo -obligatorio por ley en el país-, aunque algunos se han distanciado de las agresivas tácticas de la llamada Policía de la moral desde su regreso a las calles en abril para reimponer la prenda.
Amnistía Internacional denunció que las autoridades iraníes están llevando a cabo una campaña de represión masiva contra mujeres que no usan el velo, con la confiscación de miles de vehículos, penas de cárcel y hasta latigazos.
El reformista Pezeshkian es el que ha ido más lejos y ha dicho que no se logrará cubrir a las mujeres, que tienen motivos para “odiar” a los hombres.
“Nosotros no podemos obligar a las mujeres a utilizar el hiyab”, dijo en un mitin Pezeshkian, parlamentario desde 2008 y quien fuera ministro de Sanidad con el expresidente Mohamed Jatamí (1997-2005). Un tono conciliador que no convence a muchas mujeres.
“No va cambiar nada”, dice a EFE Samira, una guía turística de 27 años. Hace solo dos días la Policía de la moral la arrestó por no llevar puesto el velo en una céntrica plaza de Teherán, la metió a la fuerza en una furgoneta tras un forcejeo en el que su novio acabó con rasguños en un brazo.
Fue liberada de una comisaría tras la firmar un documento comprometiéndose a cubrirse el cabello. “Por esto yo no voy a votar. Este sistema es un enemigo de las mujeres”, afirma Samira, quien no lleva el velo en el momento de la conversación.
Hijas de políticos
Quizás para convencer a las féminas de sus credenciales feministas, las hijas de los favoritos Qalibaf y Pezeshkian han acudido al programa de televisión ‘Diálogo sincero’, vestidas con chador, prenda negra que cubre todo el cuerpo excepto la cara.
“Definitivamente puede ser un buen presidente”, dijo Maryam de su padre Qalibaf, exalcalde de Teherán, exgeneral de la Guardia Revolucionaria, exjefe de Policía del país, donde se ganó una reputación de mano dura.
La joven además se defendió de un viaje que realizó en 2022 a Turquía, de donde regresó con supuestamente 300 kilos de compras para su bebé. Este escándalo ha salpicado a su padre, en un país en el que se espera de los políticos que sean austeros.
La hija de Pezeshkian presentó a su padre como un feminista por como trató a su fallecida progenitora: “Mi madre estudió medicina hace unos 30 años con cuatro hijos y mi padre la respaldó”, aseguró Zahra.
Más allá del debate del velo y de la aparición pública de las hijas de los candidatos, no se han tratado cuestiones más profundas, como que las mujeres necesitan permiso del marido para trabajar o tener pasaporte no se han tocado.
“Yo creo que lo candidatos no hablan mucho de este tema porque es muy delicado”, dice a EFE Nilufar una vecina de 42 años para quien la principal cuestión es la economía, pero quien resiente tener que usar el velo.