La docente, con una experiencia de más de treinta años en el sector, no había visto a tanta alumna velada como ahora.
El periódico Berliner Zeitung recoge en un artículo la preocupación de Ada (seudónimo), una profesora de secundaria que imparte clases en la ciudad de Berlín desde 1992 y que últimamente está presenciando como cada vez más alumnas acuden al centro con velo en la cabeza.
‘Doy clases en una escuela en Berlín. Cada vez más me encuentro con que de repente se sienta delante de mí en el aula una chica con un pañuelo en la cabeza que no llevaba puesto antes de las vacaciones o el fin de semana’, afirma la docente, que señala además que por lo general estas alumnas seguían anteriormente un estilo de vida occidental.
Sorprendida ante este fenómeno, la profesora decidió conversar con las alumnas para entender los motivos que las llevaron a tomar semejante decisión. Según explicaron algunas de ellas, la decisión de llevar un pañuelo en la cabeza es el resultado de ‘un largo proceso’.
Otro aspecto que observa Ada en la vida escolar cotidiana es un uso cada vez mayor de la abaya, un vestido largo hasta el suelo, de cuello alto y manga larga que suele combinase con un hijab (pañuelo en la cabeza) o niqab. Una vestimenta que apenas se veía en las escuelas de Alemania y que cada vez es más habitual.
La docente, con una experiencia de más de treinta años en el sector, no había visto a tanta alumna velada como ahora. Una realidad que sin duda plantea preguntas. ¿Debería permitirse este tipo de vestimenta religiosa y machista en la escuela pública? ¿Tolerar esta vestimenta está poniendo en riesgo el secularismo, es decir, la separación entre el Estado y la religión?
En ese sentido, ya ha habido cierta reacción por parte de la justicia europea. A mediados de mayo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) avaló la prohibición del velo islámico y de otros símbolos religiosos en las escuelas.
Cada vez son más las voces en el seno de la sociedad alemana que perciben una radicalización en determinados sectores islamistas y consideran que algunos de sus postulados son incompatibles con la cultura occidental y los derechos de la mujer.
El 27 de abril, en la ciudad de Hamburgo, se llevó a cabo una polémica concentración convocada por el grupo islamista radical Muslim Interaktiv. Durante la manifestación se leyeron carteles y consignas a favor del establecimiento del califato, como ‘el califato es la solución’. Los organizadores segregaron por sexo a los asistentes, entre los que se diferenciaban claramente un grupo de unas 50 mujeres situadas a unos metros de los hombres.
Esta cuestión ha abierto un acalorado debate público en Alemania sobre cómo debe abordarse desde las instituciones la influencia del islamismo radical en distintas esferas de la sociedad. Mientras se articula una respuesta, la extrema derecha liderada por Alternativa para Alemania (AfD) crece notablemente ante una izquierda que se limita a hacer llamados a parar el fascismo y que trata de racista e islamófobo a cualquiera que critique el fundamentalismo religioso islamista.
