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Los musulmanes celebran la fiesta del Fin del Ramadán, a 10 de abril de 2024, en Almería. EP

Colonialismo religioso · por Juan Abreu

Lo de la “comunidad musulmana” en España me parece un ejemplo perfecto de colonialismo religioso (por el momento, light), al que nos somete el islamismo y que las autoridades, y nosotros mismos, aceptamos como algo normal. ¿Por qué razón un ciudadano marroquí, sirio, afgano, deja de ser un ciudadano marroquí, sirio o afgano y en España se convierte automáticamente en parte de la “comunidad musulmana”? Con las cautelas, consideraciones, y temores de trato correspondientes. Lo pregunto porque los ciudadanos argentinos, mexicanos, uruguayos o peruanos que llegan a España siguen siendo argentinos, mexicanos, uruguayos o peruanos, no pasan a ser considerados parte de una “comunidad cristiana” a la que hay evitar ofender a toda costa. Incluso violando las leyes.  

Por mucho que se intente ocultar, esta actitud significa el pago de un peaje religioso. Pongamos un ejemplo. Durante la llamada “Fiesta del cordero” (que es fiesta para todos menos para los pobres corderos, ¡digan algo antitaurinos!), se sacrifican miles de animales, sin ningún tipo de control veterinario ni aturdimiento previo, en plena vía pública y en muchos domicilios, lo cual supone una infracción del Reglamento CE 1099/2009, relativo a la protección de los animales en el momento de la matanza. No hablemos ya del repugnante espectáculo del degollamiento de los corderos en nombre de un ritual religioso, a mi juicio, oscurantista. Este tipo de actitud parece, más que una permisividad en nombre de la concordia y la convivencia, un conato de transformación de la sociedad que nos hemos dado. ¿Por qué la civilización occidental y su sociedad laica resultante, tienen que adaptarse a formas de ignorancia ya superadas, como la famosa “Matanza del cordero”? Adaptación que incluye, repito, en este caso, una violación de la Ley.

Cuando se censura un evento informativo o cultural por miedo a ofender a esa comunidad, se están sacrificando los modos civilizados, es decir los occidentales, por miedo

Las religiones afrocubanas (y caribeñas, en general) requieren a veces de sacrificios animales durante sus ritos. Pero. Para ellas, sacrificar animales está prohibido y sancionado en España. A pesar de que los animales sacrificados se consumen en celebraciones posteriores a los ritos, exactamente lo mismo que hacen los islamistas, sin restricción alguna. Por qué a unos sí y a otros no. Ya se lo digo yo. Las religiones afrocubanas no practican el terrorismo, ni pretenden eliminar a los que no comparten sus creencias. Ni están en guerra con la cristiandad o cualquier otra religión.

Cuando se  toman medidas como permitir la matanza y desangramiento ritual de animales, violando la Ley, para no disgustar a la “comunidad musulmana”, cuando igual proceder se prohíbe y castiga si se hace en nombre de cualquier otra creencia; cuando se cambia la dieta en los colegios para adaptarla a la “comunidad musulmana” o se censura un evento informativo o cultural por miedo a ofender a esa comunidad, se están sacrificando los modos civilizados, es decir los occidentales, por miedo, dejémonos de subterfugios, a la reacción de la “comunidad musulmana”. Miedo que lleva a permitir la violación de las leyes en beneficio de una religión. Miedo justificado, además. Porque se trata de la única religión en nombre de la cual, se mata. Bueno, ya los escucho gimotear contra mi islamofobia. Me da igual. Va siendo hora de que reconozcamos que cuando mata el extremismo islamista, se trata de un crimen religioso. Matan en nombre de Alá y de Mahoma, matan en nombre de su religión. Esto es algo tan evidente que resulta vergonzoso tener que explicarlo.

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Lo que me lleva otra vez a las ciudadanías. Dejemos de colectivizar. Por miedo o cualquier otra razón. Toda colectivización es una forma de totalitarismo. Y es una claudicación a nuestra condición más preciosa, la de individuos. El mayor logro de la Civilización Occidental (la única que existe) es la ciudadanía. La principalía del individuo sobre la masa. Por eso un ciudadano marroquí debe ser ante todo considerado y respetado como ciudadano marroquí, no como un miembro de la comunidad musulmana. Creer en Alá no es ser parte de ningún colectivo, es practicar la religión islamista, creer en que hay un dios que se llama Alá etcétera. Un acto de Fe. Que no está ni puede estar por encima de la Razón y la Ley. Nada más. Lo colectivo hace desaparecer la base fundamental de la democracia, el ciudadano. Lo colectivo es una trampa totalitaria. Ataña a quién ataña: religiosos, mujeres, homosexuales, heterosexuales, lesbianas, trans, bisexuales o lo que te guste ser, o creer.

Pagar un precio

Si se añade al colectivismo una religión como el Islam, se carga con un dogal de oscurantismo al ciudadano (también a los marroquíes, sirios o afganos, naturalmente), que deja de serlo para convertirse en una pieza más de una trampa totalitaria. No se puede importar oscurantismo religioso y pensar que no tendrá consecuencias. Hay que pagar un precio. Y ese precio siempre es la descomposición de las normas de convivencia, de las reglas comunes, y un retroceso social que terminará por destruir a las sociedades democráticas laicas, las más libres y justas que existen.

Se comienza haciendo concesiones que parecen pequeñas y nobles y se termina colonizado.

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