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Todas esas características del título son las que esperan lucir en sus escuelas quienes acudieron a la asamblea que aparece el 22-9-23 en El Confidencial Digital. Empiezan escuchando el ruego de don Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid, los casi 400 directivos de Escuelas Católicas de Madrid en su asamblea inicial de curso. Aunque yo no vivo en dicha Comunidad Autónoma, me preocupo por el seguimiento que de la señora Ayuso, la ilustre y llamativa presidenta de la misma, hace don Juanma en esta Andalucía de María Santísima. Y es que, en esta España tan preocupada por el separatismo periférico, a lo mejor son estas dos CCAA las que más autonomía y o separación reclaman. Y es que el partido “constitucionalista” a que pertenece la dirigencia de ambas comunidades es casi el que más se decanta por esta catolicidad, y ambas la aplican con destacado fervor. Cabe señalar que ambas administraciones acogen negociado específico para la escuela concertada, en detrimento de otras de prioritaria y legal atención. Dejando de lado el poco cumplido art. 27-4 de la C.E. sobre la obligatoria y gratuita enseñanza básica, así como los no pocos inconvenientes de los idearios para una formación neutra, pasemos a los deseos de la citada reunión.
Durante la asamblea Cecilia Manrique, la directora de Escuelas Católicas de Madrid, ha pedido el entendimiento y ha situado a la escuela católica como eje para vertebrar una sociedad unida. Añadió textualmente: “Tenemos muy presente nuestra identidad cristiana y, con ella, nuestra vocación social y de escuela samaritana”. Releyendo con atención estas palabras, el maestro de escuela pública que sigue en este jubilado se solivianta, y manifiesta su desacuerdo. Tras lamentar una vez más aquello de la LOE sobre la enseñanza que imparten los centros financiados con dinero público, y las inexactitudes, cuando no falacias, que une a sus palabras la señora Manrique. Mal puede hablar de sociedad unida quien procura una educación obviando a los desiguales más cercanos, para unirse a los de su propio ideario. Mal puede llamarse samaritanos a quienes, por lo mismo, se apartan del camino común, en el que probablemente encontrarían más a quien mostrar su caridad, ya que no su solidaridad. Mal podrán igualmente “empastar” las diferencias a que aluden. Está claro también qué entienden por identidad y cómo la quieren imponer, si encuentran o logran ocasión. No queda ninguna duda de lo que pretenden: hacerse más visibles desde lo que creen, a ser posible, mejorando los caminos y el concierto educativo.
Relacionando una nueva legislatura de la Comunidad de Madrid, el mencionado obispo subraya la labor esencial de la escuela católica haciéndose presente en la sociedad y en cada barrio. Siguió: “Vosotros los maestros sois parte nuclear de la vida de la iglesia, cuya acción educativa es parte esencial de su identidad” “Los alumnos necesitan y buscan referentes y testigos como vosotros”. Acaba relacionando todo con el V Congreso para 23-24 de Noviembre.
Atentos a un tema que se abre camino con más ruido que compromiso, dicha Asamblea habla de “Escuelas que cuidan la salud mental”. Para ello prevén una jornada en octubre para conocer, detectar y acompañar al alumnado. Muy estupendo el ánimo para solucionar ese problema en un día. El abajo firmante se vuelve a estremecer recordando lo que viene ocurriendo con aspectos como este de la salud: un día o una comisión y si no, echar balones fuera. Me estoy refiriendo a la atención que en general se viene prestando al alumnado con necesidades educativas especiales. Cantidad de veces se resuelve el problema de entrada: aquí no tenemos profesorado especialista al respecto, váyase a la pública. Si en algún caso hay un remedo de atención, difícilmente se llega a la modulación adecuada entre aulas específicas y la deseable aceptación en las aulas de alumnado común en el que se supone que se debe ir integrando a quien se encuentre en esa situación. En general la virtud de acogimiento que se le supone al samaritano desaparece aun más. Todo eso de la socialización real de la persona para una sociedad en la que sí hay situaciones realmente desiguales. Si eso ocurriera, es que no se esfuerza suficiente. Es que… En esta sociedad des educadora, por neo liberal, la escuela cada vez es menos, si alguna vez lo fue, lugar de humanización para el diferente, para el que no se asimila a lo que sea, o simplemente es pobre. ¡Menuda salud mental nos está propiciando también don Juanma!