A pesar de la historia milenaria de movimientos no religiosos en India, la mayoría de los ateos y racionalistas optan por guardar silencio sobre su escepticismo respecto de la fe… es más fácil y mucho menos arriesgado que hacerlo público en uno de los países más religiosos del mundo.
El espacio que existe para debatir la autoridad y las creencias religiosas está reduciéndose, dijo Avinash Patil, un escéptico religioso nacido hindú y que ahora es líder de una organización antisuperstición que trabaja en uno de los estados occidentales del país. Él culpa de ello al crecimiento de las tensiones religiosas y comunitarias a nivel nacional durante la última década, así como al creciente nacionalismo hindú bajo el liderazgo del primer ministro Narendra Modi.
“Cuando eres abierto al respecto y te involucras en el activismo, puede resultar desafiante e incluso peligroso”, dijo Patil, presidente de la organización Maharashtra Andhashradha Nirmulan Samiti.
De hecho, Patil y su organización aún buscan que se haga justicia para Narendra Dabholkar, su fundador y renombrado racionalista, que fue asesinado a tiros durante una caminata matutina en la ciudad de Pune hace 10 años. Patil ayudó a organizar vigilias y manifestaciones el 19 y 20 de agosto por Dabholkar en Mumbai y Pune. El juicio por asesinato está en curso.
Los indios sin filiación a ninguna religión —conocidos como “nones”, personas que rechazan la religión organizada— son una minoría muy pequeña entre los 1.400 millones de habitantes del país, según estadísticas gubernamentales y encuestas independientes. Incluyen ateos, agnósticos, los culturalmente religiosos pero no observantes, los racionalistas y los que son espirituales pero no religiosos.
Es posible que los nones en India estén subrepresentados en este tipo de encuestas debido a los tabúes sociales y a los atajos tomados por los entrevistadores, dijo Stephanie Kramer, investigadora sénior del Centro de Investigaciones Pew, un grupo de expertos que brinda información sobre actitudes, tendencias y problemáticas de Estados Unidos y el mundo, quien dirigió una encuesta de 2020 sobre la composición religiosa del país.
Sólo 13 de los 30.000 indios encuestados por Pew dijeron no tener ninguna filiación religiosa, mientras que muchos más respondieron que en la nación no existía nada parecido a no tener una religión, dijo Kramer.
“Un porcentaje tan pequeño de personas sin religión es inusual”, agregó Kramer.
Los hindúes son, por mucho, el grupo religioso más grande de India. Representan alrededor del 80% de la población, mientras que los musulmanes son el 14%, la mayor de las religiones minoritarias. En el país también hay budistas, cristianos, jainistas, sijs y numerosas tradiciones religiosas indígenas.
En India se permite renunciar a la propia religión, y la Ley Especial de Matrimonio de 1954 permite que personas sin creencias religiosas se casen, así como las bodas no religiosas o sin rituales. Pero el país no reconoce oficialmente el ateísmo ni a los no religiosos. Para evitarse problemas, algunos se sienten obligados a enlistar una religión en formularios gubernamentales como los certificados de nacimiento, o en los trámites de admisión a la escuela.
“Hay retrasos con los documentos cuando no declaras tu religión”, dijo Jaswant Mohali, coordinador del grupo racionalista Tarksheel Society Punjab. “A veces llevamos este asunto a los tribunales, pero la mayoría de las veces simplemente declaramos la religión que teníamos al nacer para evitar problemas con los documentos oficiales”.
Las organizaciones de Mohali y Patil se encuentran entre las que presionan para que el gobierno agregue una casilla de “sin religión” al nuevo formulario del censo del país. Pero los activistas irreligiosos no sólo defienden sus causas específicas; durante mucho tiempo han presionado por otras cuestiones de justicia social, como el tema de las castas y de la igualdad de género.
Aunque son pequeños en número, los ateos en India han podido ejercer influencia y promover su agenda “con un enfoque humano y empatía”, dijo K. Veeramani, presidente de Dravidar Kazhagam, una organización de justicia social con sede en Chennai que aboga por la igualdad. Fue lanzada en la década de 1940 por E.V. Ramaswamy Naicker, conocido popularmente como Periyar, en el estado sureño de Tamil Nadu.
“No se trata de una votación a mano alzada”, dijo Veeramani. “Se trata de claridad de pensamiento. El modo de vida racionalista es acerca de igualdad y equidad”.
El grupo, junto con su coalición de partidos políticos, ha resistido a las políticas del gobierno central de Modi. Su retórica mordaz ha resultado controvertida ocasionalmente.
El 2 de septiembre, al hablar en un evento en Chennai, Udayanidhi Stalin, ministro de deportes de Tamil Nadu e hijo de M.K. Stalin, el ministro en jefe, llamó a erradicar el hinduismo y lo comparó con el nuevo coronavirus, la malaria y el dengue. Tras una tormenta de críticas de sus oponentes, aliados e hindúes —tanto dentro de India como en la diáspora, que calificaron sus declaraciones de antihindúes—, Stalin, quien dice ser ateo, redobló sus comentarios y aclaró que su lucha es contra un sistema que perpetraba la discriminación de castas.
La retórica aguda sobre el hinduismo a menudo se deriva de un dolor profundamente arraigado y del trauma de la casta, y no del odio hacia los hindúes o los brahmanes de casta superior, dijo Annamalai Arulmozhi, una abogada de Chennai cuyos padres eran seguidores de Periyar y criaron a sus hijos como ateos. Arulmozhi, quien aún es atea y feminista, dice que el feminismo y la lucha contra las desigualdades perpetradas por el sistema de castas han sido fundamentales para el movimiento de Periyar, que continúa en la actualidad.
Luchar por la justicia significa enfrentar la oposición de la religión, la cultura, las castas y todo lo que el sistema te arroja, declaró Arulmozhi.
“El ateísmo me ha dado la fuerza para enfrentarme a todo esto”, dijo. “Para obtener justicia, hay que oponerse a todas estas estructuras, ramas e instituciones derivadas. Necesitas rechazar todo eso y sólo ver tu camino y tu meta como humanista. Ese sentimiento, para mí, es el ateísmo”.
Arulmozhi dijo que su familia no habría tenido la oportunidad de recibir una educación sin el impulso por la igualdad que lideró Periyar. Ha encontrado que vivir como atea es “liberador”.
Los nones en India provienen de una variedad de creencias, incluidas la hindú, la musulmana y la sij. El ateísmo todavía es invisible en gran medida e ignorado en el país, dijo Mohali, quien nació en una familia sij. El pensamiento racional, agregó, carece de plataforma.
“Hay muchos canales de televisión para la religión, pero no para la ciencia ni el pensamiento racional”, afirmó.
Sultan Shahin, fundador de un sitio web musulmán progresista llamado New Age Islam, dijo que ve cada vez a más musulmanes en India que cuestionan su religión, y algunos incluso se autodenominan “exmusulmanes”. Shahin evita esas etiquetas, pero dijo que la mayoría lo consideraría un “musulmán cultural”.
“Cuestiono cómo se compila el Corán y hago estas preguntas abiertamente”, confesó. “Necesitamos tener espacio para estas discusiones sin temer por nuestra seguridad”.
Históricamente, la duda ha sido una parte integral del ADN espiritual de India. Los gurús o maestros espirituales, incluido Buda, animaban a sus seguidores a hacer preguntas. Las antiguas escrituras indias, como los versos del Rig Veda, abordan el escepticismo en torno a la cuestión fundamental de un dios creador y la creación del universo, dijo Signe Cohen, profesora asociada de religión en la Universidad de Missouri que se centra en el hinduismo y el budismo.
“El budismo es una religión funcionalmente atea porque no se cree en un dios que sea el creador del universo o el salvador de los humanos”, explicó Cohen.
Otras religiones que echaron raíces en India plantean cuestiones similares, agregó. Los textos jainistas presentan la pregunta que hacen la mayoría de los ateos: si hay un dios creador que es el gobernante del universo, ¿por qué hay tanto sufrimiento?
Las escuelas de pensamiento materialista que se remontan a los siglos V y VI incluyen declaraciones de que los seres humanos no son más que sus cuerpos físicos, y negaban la existencia de Dios, el alma y la vida después de la muerte. Otros que negaban la existencia de los dioses sí creían en la reencarnación y en el alma.
India también ha visto varios movimientos en el último siglo que enfatizan la espiritualidad por encima de la religión y el ritual, como el iniciado por el filósofo Jiddu Krishnamurti. Su fundación tiene su sede en Chennai y hace hincapié en vivir el presente.
“Él (el filósofo) dijo que no necesitamos ir a la vida anterior o la posterior, porque la forma en que vivimos ahora dicta la calidad del momento o del día siguiente”, dijo Harshad Parekh, un exseguidor durante mucho tiempo y educador en las escuelas de Krishnamurti, quien nació hindú y ahora es agnóstico.
Krishnamurti murió en 1986, pero su visión de la búsqueda de la verdad sigue viva en seguidores como Parekh.
“El hombre no puede llegar a eso a través de ninguna organización, ningún credo, ningún dogma, sacerdote o ritual, ni ningún conocimiento filosófico o técnica psicológica”, según el difunto filósofo.
Krishnamurti también afirmó repetidamente que no tenía nacionalidad ni creencia y que no pertenecía a ningún grupo o cultura en particular. Parekh se alinea firmemente con esa creencia.
No obstante, apoya al gobierno de Modi.
“No estoy a favor ni en contra de ninguna religión o grupo religioso”, explicó. “Pero me gusta lo que este gobierno ha hecho por la economía”.
____
La cobertura religiosa de The Associated Press recibe apoyo a través de la colaboración de la AP con The Conversation US, con financiamiento de Lilly Endowment Inc. La AP es la única responsable de este contenido.
Esta historia fue publicada originalmente el 5 de octubre de 2023 2:14 am.