El Premio Nobel de la Paz ha sido este año para la activista iraní Narges Mohammadi. En la edición de 2023, sin grandes hitos para la paz en los últimos 12 meses, la academia ha puesto el foco en el activismo en favor de la mujer en el país persa. La ganadora, trece veces arrestada, se encuentra a día de hoy en prisión. Mohammadi, de 51 años y gravemente enferma, lleva en la cárcel de Evin, la más infame de Irán, intermitentemente desde 2016, cuando fue condenada por «difundir propaganda contra el sistema», «fundar un grupo ilegal» y «poner en peligro la seguridad nacional de la República Islámica de Irán. Durante décadas, la activista ha sido punta de lanza de los movimientos feministas del país y en contra del velo obligatorio, tanto antes, desde fuera de la cárcel, como desde el interior.
«El régimen religioso, al llegar al poder, adornaron a la mitad de la población con su ‘hiyab’ obligatorio, sus velos, chadores, telas y pantalones oscuros para presentar la cara odiosa de su régimen religioso y despótico al mundo», escribió en el pasado Mohammadi: «Imagínense a las mujeres iraníes, que tienen que soportar todo esto en el calor del verano. Incluso peor, ellas reciben una presión psicológica enorme para adherirse a todo ello, todo, para preservar la imagen de los hombres islámicos, y para asegurar la seguridad y pureza de las mujeres».
Mohammadi, es madre de dos hijos, que viven en la actualidad en Francia, junto con su marido, que también pasó, en el pasado, más de una década en las cárceles iranís por culpa de su activismo político en favor de los derechos humanos.
Para la edición de este año, se habían formalizado un total de 351 candidaturas, en su mayoría (259) correspondientes a personas a título individual. El plazo de inscripción concluyó en febrero y el secretismo del proceso empieza por la propia lista, sellada hasta dentro de 50 años. Se trata de la segunda terna más multitudinaria de la historia –solo superada por las 376 candidaturas de 2016– y el Comité Noruego tiene ante sí el reto de estampar el nombre (pueden ser varios) de quien se sumará a un palmarés que se inició en 1901 con el fundador de Cruz Roja, Henry Dunant, y el activista Frédéric Passy.
En 2022, un año marcado por la agresión rusa sobre territorio ucraniano, el Comité optó por premiar el activismo del bielorruso Ales Bialiatski, la ONG rusa Memorial y el Centro para las Libertades Civiles de Ucrania, pero los expertos apostaban esta ocasión por salir de esta órbita para evidenciar que hay otras emergencias acuciantes.