Jerusalén, 17 sep (EFE).- En medio de la celebración del Año Nuevo judío (Rosh Hashaná), cientos de judíos religiosos y nacionalistas israelíes entraron hoy en la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén (Tercer lugar más sagrado para el islam y primero para el judaísmo), lo que causó tensiones entre fieles palestinos y la Policía israelí.
Según medios palestinos, cientos de judíos -al menos 266- entraron bajo custodia policial israelí en el complejo, epicentro del conflicto palestino-israelí y situado entre las murallas de la Ciudad Vieja, en la parte oriental de Jerusalén bajo ocupación y anexión de Israel.
Algunos de estos -generalmente colonos o israelíes religiosos de extrema derecha- hicieron amagos de rezar y de realizar ritos que se ven como una provocación por los palestinos y el Waqf, la autoridad islámica que gestiona el complejo, ya que según el statu quo solo está permitido la plegaria en el complejo a musulmanes.
A su vez, hubo pequeños enfrentamientos en uno de los accesos de la Explanada entre mujeres palestinas y policías israelíes, después de que un religioso judío hiciera sonar un «shofar», instrumento de viento que se usa por el Año Nuevo judío.
La Policía también arrestó a un palestino y bloqueó el acceso al complejo a grupos de fieles palestinos temporalmente, según medios.
Estas tensiones son relativamente usuales en el área, donde el acceso de nacionalistas y religiosos israelíes de línea dura aumentó estos años. También se hizo patente este 2023, cuando el ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir -supremacista judío y antiárabe- entró a la Explanada y reivindicó la posesión israelí de esta.
Los grupos que acceden al complejo islámico -donde hay la Cúpula de la Roca y la Mezquita de al Aqsa- suelen integrar la corriente religiosa de ultraderecha judía que ha visto un auge en Israel.
Lo encarnan partidos como Otzma Yehudit -que lidera Ben Gvir- o Sionismo Religioso, ambos socios de peso en el actual Gobierno de Benjamín Netanyahu, el más derechista en la historia del país.
Para muchos palestinos, la creciente presión de estos grupos en la Explanada forma parte de una agenda para judaizar en mayor medida la Ciudad Vieja de Jerusalén y vaciarla de su legado árabe e islámico.
Según el statu quo vigente desde 1967 -cuando Israel ocupó la parte Este de Jerusalén donde se ubica la Explanada- el recinto está reservado al culto de musulmanes, mientras que los judíos solo pueden entrar como visitantes, ya que la ley judía veta orar en el lugar más sagrado para ellos, algo solo permitido a algunos rabinos.
Por eso, el rezo judío se practica en el Muro de los Lamentos -ubicado en uno de los laterales de la Explanada-, y así lo aconseja el Gran Rabinato de Israel, aunque los últimos años, algunos rabinos alineados con el movimiento del sionismo religioso abogan por el rezo en el lugar donde se levantó el Segundo Templo.
Este 2023 es también el más violento en el conflicto palestino-israelí desde la Segunda Intifada, en 2000.