En la última década, Nancy y Maya Yamout han trabajado con más de 150 presos en una cárcel de Beirut. Su experiencia arroja luz sobre las causas que llevan a jóvenes a alistarse en organizaciones extremistas
Desde 2011, las hermanas Nancy y Maya Yamout se reúnen semanalmente durante más de 20 horas con presos yihadistas en el bloque B de la cárcel de alta seguridad de Roumieh, en Beirut. En estos 12 años han trabajado con más de 150 miembros del Estado Islámico y otros grupos a través de la organización Rescue Me, que ellas mismas fundaron. Financiadas por ONG internacionales, su objetivo consiste en intentar rehabilitarlos para que, cuando sean liberados, no vuelvan a caer en manos del extremismo. En 2019 fueron acusadas de ser un “peligro para la comunidad” y durante dos años no se les permitió seguir adelante con este trabajo. Son cautas al hablar de este episodio, pero tras ganar el juicio, pudieron volver a entrar en las cárceles. En una entrevista concedida a este diario el pasado mes, en el marco de una ponencia organizada por el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEmed), denuncian que los grupos extremistas buscan entre los miles de jóvenes apátridas que viven en Líbano para reclutar futuros yihadistas.