Cada vez son más los católicos practicantes alemanes que no quieren financiar la controvertida trayectoria de la Iglesia local tras el Camino Sinodal; pero la única forma de no pagar el «impuesto eclesiástico» es desafiliarse oficialmente de la Iglesia católica en Alemania y arriesgarse a perder el acceso a los sacramentos.
David Rodríguez, ciudadano con doble nacionalidad alemana y española que vive en Alemania desde hace 30 años, ama su fe católica. Feligrés de St. Herz Jesu en Berlín, declara al Register que «los sacramentos son como el agua que necesito para la vida espiritual».