Comentarios del Observatorio
Turquía sigue elevando la tensión por el acto aislado de un único extremista de derecha, jaleando el fanatismo religioso como arma política. El país se erige en defensor de una religión particular, y genera un conflicto político internacional por un hecho aislado de un único ciudadano, hecho que ha sido condenado públicamente por el propio primer ministro sueco de modo que no puede alegarse ninguna connivencia con el ultraderechista en su acción.
Desde el Observatorio venimos haciendo seguimiento de este caso:
Las protestas continuaron frente al Consulado General de Suecia en Estambul por el hecho de que Suecia no impidió que un político sueco-danés de extrema derecha quemara una copia del Corán.
Una serie de protestas organizadas en Estambul, frente al Consulado General de Suecia, se produjeron después de que grupos suecos de extrema derecha quemaran el libro sagrado del Islam, frente a la Embajada de Turquía en Estocolmo el sábado.