La policía de Israel detuvo el viernes a dos adolescentes acusados de destrozar supuestamente más de dos docenas de tumbas cristianas en un histórico cementerio de Jerusalén a principios de semana.
Las tumbas de figuras cristianas en el cementerio protestante del venerado Monte Sión aparecieron derribadas y arrancadas de sus cimientos el domingo, lo que inquietó a la minoría cristiana de la ciudad y provocó una condena mundial. El cementerio tiene más de 170 años y aloja a destacados miembros de las fuerzas armadas y del clero de la ciudad santa.
Por su parte, la Oficina de Asuntos Palestinos de la embajada de Estado Unidos dijo el jueves en la noche que estaba “preocupada” porque el ataque al lugar religioso, el segundo en una década.
“El vandalismo de parte de cualquiera contra lugares religiosos es inaceptable”, apuntó la oficina. “Jerusalén debe ser una ciudad para todos sus habitantes”.
La policía israelí no identificó a los sospechosos, pero señaló que tenían 18 y 14 años y residían en el centro de Israel. En las imágenes del incidente grabadas por las cámaras de seguridad, los jóvenes, ataviados con kipá y tzitzit — los flecos anudados que suelen vestir los judíos practicantes —, derribaron cruces, rompieron lápidas y arrojaron escombros sobre las tumbas.
“Cualquier daño a instituciones y lugares religiosos es grave y daña el tejido único y delicado de la ciudad”, dijo la policía, que calificó el acto como “vandalismo intencionado”. Un tribunal de Jerusalén celebró el viernes una vista para prolongar la detención de los dos adolescentes.
La Iglesia anglicana en Jerusalén ha denunciado la profanación como el último delito de odio contra la comunidad cristiana de la ciudad en medio del conflicto que enfrenta a israelíes y palestinos desde hace décadas.