Después de que el fiscal general anunciara la desaparición del cuerpo de seguridad, su portavoz lo desmiente y anuncia “métodos más modernos” que las patrullas que imponen el velo a las mujeres
Las protestas en Irán no cesan. Grupos de activistas iraníes han convocado tres días de huelga general a partir del lunes, que culminarán el miércoles, cuando se celebra el Día del Estudiante. Esta nueva movilización se produce en plena polémica por las declaraciones contradictorias de altos cargos del régimen en torno a la supuesta eliminación de la policía de la moral, el impopular cuerpo de seguridad al que muchos iraníes atribuyen la muerte bajo custodia policial el 16 de septiembre de Mahsa Amini. La joven de 22 años había sido detenida por agentes de esa fuerza por mostrar parte de su cabello bajo el velo, y su fallecimiento desencadenó el levantamiento popular contra las autoridades.
Dos días después de que el fiscal general, Mohammad Jafar Montazeri, anunciara la supresión de la policía de la moral, Seyyed Ali Khanmohammadi, portavoz de ese cuerpo, desmintió que vaya a desaparecer, según la web Jamaran News. Admitió que su “misión había terminado” —el principal cometido de sus agentes era imponer el código de vestimenta del régimen iraní a las mujeres—, pero insistió en la necesidad de obligar a que se respete la ley islámica. Y afirmó que, a partir de ahora, la policía de la moral usará “métodos más modernos” que las patrullas callejeras con las que obligaban a las iraníes a cubrirse con el hiyab.
En un documento de 119 páginas titulado Hiyab y castidad, divulgado en agosto por la web IranWire, la policía de la moral detallaba diversas medidas para obligar a las iraníes a llevar el velo. Entre ellas, se mencionaba el uso de cámaras de seguridad para identificar a las mujeres que infringieran la ley que, desde 1983, obliga a las mayores de nueve años a cubrirse el cabello. Hossein Jalali, miembro de la Comisión de Cultura del Parlamento, aludió a ese proyecto el lunes, según el canal de BBC en lengua farsi, en una reunión que mantuvo con mujeres afines al régimen de la ciudad de Qom: “El plan Hiyab y castidad se aplicará en las próximas dos semanas”. Luego enfatizó que “el precio [que se pagará] por no llevar velo aumentará”.
El experto en Irán residente en Estados Unidos Ali Alfoneh interpreta, en un intercambio de correos electrónicos con EL PAÍS, que las declaraciones contradictorias sobre el futuro de esta policía del decoro “pueden deberse en parte a la mala coordinación entre las distintas partes de la burocracia gubernamental, a la competencia entre ellas o a un intento del régimen de hacer una concesión a los manifestantes sin que parezca una concesión”.
Alfoneh considera que el anuncio se debe a que “el régimen ya no está aplicando sistemáticamente la ley del hiyab”, probablemente debido al creciente número de iraníes que han decidido prescindir de esa prenda; y no tanto a un desmantelamiento efectivo de ese cuerpo de seguridad o a un cambio de la legislación sobre el velo. “A juzgar por sus consignas [‘Mujer, vida, libertad’ o ‘Muerte al dictador’], nada que no sea el derrocamiento del régimen satisfará a los manifestantes”, asegura el politólogo.
El ministro de Asuntos Exteriores, Hossein Amirabdollahian, eludió el lunes confirmar si la policía de la moralidad ha sido suprimida. Al ser interrogado durante una visita oficial a Serbia, se limitó a afirmar que en “Irán todo va muy bien” en el marco de “la democracia y la libertad”. La represión de las actuales protestas ha acabado con la vida de al menos 448 manifestantes, según la ONG Iran Human Rights, una cifra que las autoridades reducen a 300. Entre 15.000 y 18.000 personas han sido detenidas y seis condenadas a morir en la horca.
Incredulidad
Muchos iraníes han manifestado en redes sociales su incredulidad ante el anuncio del supuesto final del cuerpo de seguridad. Nilufar Saberi, una exiliada iraní en España de 56 años, lo describe a este diario como “un lavado de cara del régimen para ganar tiempo”. Mehdi, nombre ficticio de un expatriado iraní en un país europeo, no cree que la policía de la moralidad vaya a desaparecer, y asegura que se trata de “un rumor para tantear el terreno”.
“El velo en sí no es nuestra principal exigencia, sino la democratización y el desmantelamiento de un sistema dictatorial. Nuestra demanda es una sociedad secular. Sin embargo, el velo es un símbolo clave de esta dictadura y la forma en la que el régimen mantiene su dominio sobre al menos el 50% de la población”, asegura este iraní.
La abogada iraní de derechos humanos Shadi Sadr también ha minimizado el alcance de la supuesta supresión de esa fuerza de seguridad. La también activista asegura en un tuit que no estamos ante “una gran noticia”. “El hiyab sigue siendo obligatorio y hay otras formas de aplicar esa ley, como la expulsión de las universidades”, añade. La agencia de noticias semioficial Tasnim informó el lunes de la clausura por orden judicial de un parque de atracciones de Teherán por no respetar la legislación sobre el velo. Según Sadr, el cierre obedeció a la difusión en redes sociales de la foto de una cajera del establecimiento con el pelo al descubierto. La letrada ha denunciado que la joven ha sido procesada por ello.
Mahmood Amiry-Moghaddam, director de Iran Human Rights, una organización iraní con sede en Oslo que documenta la represión de las protestas en Irán, dice que “incluso si es cierta”, esta medida “no significa nada de nada”. Las leyes sobre el hiyab “siguen ahí”. “Los iraníes llevan más de dos meses y medio protestando en las calles porque no quieren un régimen opresor, incompetente y corrupto que les ha privado de sus derechos más fundamentales. Aunque el régimen cambie las leyes sobre el hiyab, no será suficiente”, concluye.
El activista argumenta que las autoridades iraníes están sometidas a una enorme presión desde dentro y fuera de Irán. “La barrera del miedo sobre la que han gobernado durante más de 40 años se ha derrumbado. Están intentando levantarla de nuevo y para ello necesitan que la gente deje de protestar. Les disparan, los detienen, los condenan a muerte, pero aún no lo han conseguido. Ese anuncio no recibió ninguna atención dentro de Irán, porque la gente conoce muy bien al régimen. Solo obtuvo atención fuera”, explica el director de la ONG. El domingo, el mismo día que se conoció el supuesto final de la policía de la moral, deplora el activista, las autoridades iraníes ejecutaron a cuatro jóvenes. “Nadie escribió sobre ellos”, concluye.