La pena de muerte no está contemplada y existen dudas sobre si el país se arriesgará a un escándalo internacional durante la Copa del Mundo por detener a un homosexual
Qatar, a medida que el ruido futbolístico empieza a ocultar todo lo demás, va desvelando la verdadera visión que tiene sobre la homosexualidad. Aunque el país impone penas de hasta siete años de prisión a todo aquel que se acueste con personas del mismo sexo, sus líderes han tratado de mantener cierta posición equidistante ante las incómodas preguntas de los periodistas y organismos internacionales. Algo que contrasta con la última declaración de un embajador del calificado como ‘Mundial de la Vergüenza‘, que ha sido contundente al respecto: la homosexualidad «es un daño mental».
Las palabras, pronunciadas por el exfutbolista Khalid Salman en una televisión alemana, muestra el auténtico pensamiento qatarí respecto a la homosexualidad. Aunque los organizadores del torneo insistan en que aceptarán la bandera del arcoíris en las gradas y que los homosexuales serán bien recibidos siempre que «no hagan muestras de cariño en público», desde Qatar no dejan de ver a los gays y lesbianas como personas enfermas. «Tendrán que adaptarse y aceptar nuestras normas», afirmó Salman en la entrevista, quien también reconoció «tener un problema» con que los niños vean a personas homosexuales en su país.
Esto ha producido un profundo rechazo en la comunidad homosexual, que ve cómo el país reprime sus derechos: solo es posible ser gay o lesbiana mientras no se sepa. Aunque estas son las declaraciones más contundentes de un cargo de Qatar, desde las asociaciones LGTBI de España no lo ven relevante. «Los hechos no cambian en nada, estas palabras solo evidencian que aquellos que hemos denunciado la situación tenemos razón», señala Víctor Granado, portavoz de la Agrupación Deportiva Ibérica LGTBI+, que califica estas declaraciones como «grotescas y muy desagradables».
Lamenta que no se pusiera como condición para organizar el Mundial de Qatar «la derogación de ciertas leyes a cambio» para conseguir que se respetaran los derechos humanos en el país. «Se ha perdido esa oportunidad», señala Granado. Aunque en otros puntos del planeta la homosexualidad es perseguida, en el país organizador de la Copa del Mundo es considerada ilegal.
Por su parte, Carlos de las Heras de Amnistía Internacional señala que las declaraciones de Salman «siembran la preocupación en el colectivo», aunque le parece importante recalcar que en Qatar no se aplica la pena de muerte a los homosexuales, sino penas de cárcel de hasta siete años que, en la mayoría de casos, se saldan con una multa económica. Según cuenta a Vozpópuli, «en 2020 se ejecutó la única pena de muerte de los últimos 20 años y fue por un caso de asesinato». Por tanto, los homosexuales que acudan a ver el Mundial y expresen su sexualidad no serán condenados a muerte, pero sí pueden pisar una prisión qatarí.
Es por este motivo que según Víctor Granado, «tanto los homosexuales que viven del fútbol como los aficionados no irán a Qatar y si lo hacen, lo harán sin mostrar su identidad sexual» para evitar posibles problemas con las autoridades qataríes y que es necesario «estar vigilantes» ante posibles violaciones de los derechos humanos durante el Mundial.
Es el caso del británico Peter Tatchell, un activista gay que protestó frente al Museo Nacional de Doha contra el trato de Qatar hacia los homosexuales. Fue retenido en el propio museo durante un par de horas, pero sin sentencia a muerte o una detención agresiva.
Precisamente sobre esto, de las Heras interpreta que «Qatar no se arriesgará a tener un escándalo de este tipo, ya que quieren ofrecer una imagen abierta y moderna», siguiendo su política de ‘sportswashing’, aunque también cree que «cuando se apaguen los focos y vuelva la normalidad, regresará la situación habitual» y volverán las violaciones de los derechos humanos por parte de las autoridades qataríes.
Las selecciones irán, pero mostrarán su disconformidad
Ninguna de las selecciones que se ha clasificado para el Mundial de Qatar ha renunciado a su plaza pese a disputarse en un país que quebranta a diario la Declaración Universal de Derechos Humanos. Pese a ello, sí tendrán un gesto con la comunidad LGTBI: algunos combinados lucirán brazaletes con la bandera del arcoiris, entre los que no se encuentra España. «Desde la RFEF no ha habido una sola llamada para colaborar», señala Víctor Granado, pese a que «nuestro país es un ejemplo de avances». Lo relaciona con el acuerdo que Rubiales mantiene con Arabia Saudí. El presidente de la RFEF llegó a decir que era «la Supercopa de la igualdad». De aquellos barros, estos lodos.
Lamenta que el debate no se encuentre en la sociedad y que las aficiones en España no hayan mostrado su rechazo a Qatar 2022. «En Alemania, las gradas han reclamado un boicot al Mundial, algo que no ha sucedido en España, ya que no es un debate que esté en la sociedad», señala Granado.
Tampoco cree que ningún jugador vaya a salir del armario en Qatar pese a que lo haya pedido el exfutbolista Gary Lineker, que afirma conocer a algunos seleccionados gays. «No creo suceda, porque en esto tienen mucho que ver los sponsors y la publicidad. Soy muy pesimista al respecto», señala Carlos de las Heras.
Víctor Granados está de acuerdo en esta afirmación: «Sería genial que sucediese pero los futbolistas, aunque tengan fama y dinero, en esto son igual que cualquier otro ser humano y tienen las mismas condiciones estructurales para visibilizarse». Además, coincide en que existe un temor a una posible «pérdida de patrocinadores, insultos del público y recelos de algunos compañeros de profesión».