El tribunal ha citado a Joaquín Benítez para el lunes 14 de noviembre y, a partir de entonces, tendrá 10 días para ir a un centro penitenciario
El Tribunal Supremo confirmó el pasado 7 de octubre la condena de 21 años y nueve meses de cárcel impuesta por la Audiencia de Barcelona en abril del 2019 (después avalada por el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya) contra el exprofesor de educación física del colegio de los Maristas de Sans-Les Corts de Barcelona por abusar sexualmente de cuatro alumnos cuando eran menores de edad. La decisión del alto tribunal de denegar el recurso de Benítez originó que la sentencia dictada por la Audiencia fuera firme y, por lo tanto, era cuestión de días que se ejecutara el fallo judicial y se decretara su ingreso en la cárcel para cumplir la condena. También entonces empezaron a correr las penas de inhabilitación.
De conformidad con el Estatuto de las Víctimas, los cuatro exalumnos pueden solicitar que se les informe del estado de la causa. De esta forma, como víctimas tienen derecho a que se les notifique las resoluciones que puedan ser de su interés y, esencialmente, las que puedan suponer un riesgo para ellas. La compañía aseguradora de los Maristas depositó los 120.000 euros fijados como indemnización en la sentencia.
Superioridad como profesor
Benítez abusó sexualmente de cuatro alumnos aprovechándose de su superioridad como profesor, lo que le permitió “cometer el delito con mayor facilidad” entre el 2006 y el 2009. Este es uno de los argumentos que expone la sentencia de la Audiencia de Barcelona . A pesar de la petición de las acusaciones particulares para que entrara en prisión por la abultada pena impuesta, el tribunal lo denegó, al considerar que hasta esa fecha siempre se había presentado cuando era citado.
Al exdocente lo habían denunciado, además, una veintena de exalumnos, pero solo cuatro de estas demandas se referían a delitos que la ley todavía no consideraba prescritos. Los otros 16 profesores maristas, la mayoría hermanos religiosos, no pudieron ser juzgados porque todas las denuncias de sus respectivas víctimas también habían prescrito. Aun así, la condena de Benítez es la más severa dictada hasta la fecha contra un docente por abusos sexuales.
Benítez admitió haber abusado de alumnos en el colegio de Sants-Les Corts en sede judicial pero antes lo había hecho en dos entrevistas con este diario. En el juicio, además, declaró que había actuado con impunidad porque se sintió «amparado» por los Maristas, institución a cargo del colegio. Una declaración ignorada por la justicia, que no quiso interesarse por la ocultación de tales delitos por parte de la orden, escudándose de nuevo en el régimen de prescripción. Benítez fue el único al que se le extendió una factura para pagar platos que habían roto entre todos durante décadas.